Extra 3

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Janette...

Miraba a Candela discutir entre Gina y Stephanie acerca de mi vestido. Estoy a punto de colapsar. He perdido la noción del tiempo. Estoy que renuncio. Becca no deja de llorar y creo que la encargada está a nada de echarnos.

Todas tenían una opinión diferente y ninguna llegaban a una decisión. Solo oia, largo, corto, sin escote, perlas, encajes. Yo no quería algo estrafalario. Simplemente un vestido que no llevará tanta cosa porque al fin y al cabo no lo volveré a poner.

Mientras ellas discutían cuál era mejor para mí. Me reuní con mi pequeña bodoque. Ella dormía plácida en su coche. Hace noches estuvo mal. Tuvo fiebre y lloraba sin parar. Zequi y yo no sabíamos que hacer. Hicimos todo lo que su pediatra indicó pero no funcionó. Estuvimos a nada de salir corriendo al hospital cuando Ezequiel llamó a su madre en un momento de total de desespero.

Creímos que no nos iba a contestar pero lo hizo y para sorpresa de ambos estuvo llamando por varios dias para saber de la salud de la pequeña bodoque. Después de eso no volvió hacerlo. La última llamada nos dejó desconcertados,  enfurecidos y llenos de impotencia. Pensamos que con lo que pasó con becca las cosas iban a cambiar, que finalmente la señora Rosmery dejaría todo atrás y comenzaria a aceptarnos pero no fue así, sigue con la misma actitud. Lo que no dijo en la última llamada era para saber de qué color había salido la niña.

Fue tan de mal gusto su pregunta que aunque me cuesta creer que después de tantos años, siga pensando y actuando así.

Si supiera que mi pequeña tiene un color único. Su tío Edu le dice dálmata. Porque  mi chiquita es blanca con pequitas marrones en todo su cuerpo. Su cabello es marrón como el mío y lacio como de Ezequiel. Sus ojos brillan como luceros y los dos son de distintos colores. El izquierdo es azul grisáceo y el derecho avellanedo como los míos, jamás imaginé que tendría los ojos así.

Es fascinante.

Dejé a mi niña y me reuní con la empleada que me hizo señas para que me acercara. Ella me mostró uno y quedé encantada al instante. Era como lo quería. Me alegré tanto que no esperé y me fui corriendo al vestidor a probármelo.

Sonreí al espejo mirándome satisfecha. Se ajustaba bien a mi cuerpo, más de lo que yo creía. Me quedaba un tanto largo pero creo que lo pueden arreglar.

Salí con la emoción corriendo por mis venas y me subí al escalón redondo. Los espejos que rodeaban el pequeño salón me daba una mejor vista. La piel se me hizo chinita. Todo quedaba bien.

—Es perfecto — le digo a la empleada quien se sentía orgullosa. Se le veía la emoción.

—Podemos ajustar el largo si lo desea.

—Si — dije batiendo la falda y recordándola un poco. — no me quiero caer en plena ceremonia.

—No se preocupe, le ajustaremos como usted lo desee.

—Gracias — la miré con una sonrisa y ella me la devolvió.

Suspiré y me volví hacia los espejos.  Detallé cada punto y otra sonrisa se dibujó en mis labios.

Las chicas seguían discutiendo. Las llamé pero ninguna me prestaba atención.

—Janette quiere algo sencillo — recordó Gina.

—Pero no tanto — refutó candela —. Ella debe llamar la atención. Recuerden que ahora pertenece al medio y todos están sobre ella.

—¿Y, que? — miré a stef—. Dolzella se puede vestir como quiere. Hasta desnuda si lo prefiere.

—Chicas.

—A mi me gustó el vestido con encaje — dijo Gina definitivo.

—Es muy antiguo — terció candela —. Yo voto por el estraple.

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