Capítulo 25

880 83 19
                                    

Disfruten❤️

Jane...

Caminaba abrazada a Zequi mirando las grandes peceras a nuestro alrededor quién me ha mantenido a su lado desde que me separé del grupo para buscarlo.  Mi intención era recorrer juntos este increíble lugar — que no me ha dejado de impresionar — y estar a solas con él, sin las miradas de los demás sobre nosotros. Tuve un poco de dudas porque no sabía si quería hacer lo mismo pero cuándo le comenté que quería recorrer el acuario sólo con él. La cara que colocó era como si estuviera esperándolo. Tengo la imagen de su sonrisa grabada en mi mente y la ilusión de sus ojos que a pesar de la escasa luz que nos rodea pude apreciar cada rasgos de su reacción.

Casi se me sale el corazón, lo juro. Nunca imaginé tener una conexión tan especial con alguien y menos con un chico. Con el me siento a gusto, conforme, con él puedo expresarme con libertad sin ningún miedo a ser burlada o criticada. Es una experiencia muy linda que no lo había vivido, pero siempre quise saber cómo se sentía.

Y es inexplicable. 

—¿Me prestas tu teléfono para tomar una foto? — nos detuvimos frente a una pecera en que había diferentes especie de peces.

—¿A quién le vas a tomar fotos?

—A...

—¿A mi? — se llevó ambas manos al pecho—. Sabía que no podías resistirte.

—No, era...

—Toma, toma y espero que la saques quien ¿eh? porque vi las fotos que le tomaste la torre Eiffel y quedaron terribles —hizo una mueca de horror —. Eres muy mala, demasiado ma...

—No me prestes un carrizo — rodé los ojos y me di vuelta sobre los talones y empecé andar. Me alcanzó tan rápido que apenas pude reaccionar cuando colocó sus brazos a mi alrededor y descansó su cabeza en la curva de mi hombro.

—Solo si prometes traducir lo que acabas de decir — pase saliva con nerviosismo. Su aliento suave y fresco chocó contra mi mejilla, moviendo algunas hebras de mi cabello —. Me debes varias palabras.

—Te las traduzco después.

—Que rápido te enojas, Jul.

—Es que tú empiezas con tus gafedades y no te portas serio.

—Así soy yo — lo miré de costado y negué —. ¿En serio quién te dio clases?

—Vas a seguir con eso Vladimir.

Carcajeó ligeramente y prenso mi nariz con sus dedos, provocándome cosquillas, lo cual le dio mucha gracia.

—No me digas, otra expresión —su voz ronca me colocó los vellos de punta y el olor de su fragancia me tenia invadida las fosas nasales. 

Literal me estoy muriendo.

Vaya forma de morir, en los brazos de un cantante sexy, guapo, así quien no. Muerte en el paraíso.

—¿Me disculpas? — hace un puchero —.  A veces no controlo mi odiosidad. Es como mi superpoder.

—Esta bien, te perdono, fastidioso —suspiró aliviado y siguió abrazado a mi cuerpo, sin apartar un segundo su atención de mi.

—No me había dado cuenta que se te formaban hoyuelos —picó mi mejilla izquierda.

—Siempre han es...

—Pero que mono — siguió picándolo — . Parecen un ombligo.

Abrí la boca indignada y el lugar se llenó de sus profundas carcajadas que todo el que pasó detuvo su atención en nosotros. Negué con una sonrisa. Él seguía pinchando mi hoyuelo con el dedo como si su vida dependiera de ello. 

Antes de irte| Completa. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora