Capítulo 38

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Janeet

Zequi me esperaba en la cafetería recostado a su coche, lo detallé unos minutos antes de salir de la cafetería y negué de frustración. Las palabras volvieron a invadir mi mente aunque traté que no lo hicieran, pero fue mas fuerte .

Ella tiene razón.

 Yo... no tengo nada que ofrecerle, porque estando aquí o no, no tengo nada. Vengo de una familia de bajos recursos, la cual ha vivido de esfuerzos y muchos sacrificios. Mi infancia y adolescencia no fue como la de otros chicos. Por mis ojos vi pasar la impotencia de no poseer los que otros si podían. Era triste e insoportable tener que aguantar que algunos de tus compañeros te humillaran o se burlaran de ti por tener las facilidades que ellos si. 

Esa era una de las tantas razones por las cuales quería irme. Quería avanzar, progresar, no quería caer en lo mismo y menos con la situación de mi paisa que cada día empeora, alli no tenia futuro y no quería caer en lo mismo. Brindarle a mi familia lo que ellos no pudieron y que mis hijos, si un día llego a tenerlos — y si no salgo embarazada antes — hacer lo mismo y que ellos no pasen lo que yo viví, obviamente no darle todooo, pero si llevarlos al cine mas seguido, un fin de semana en la playa, llevarlos a comer helado y regalarles una navidad como la que siempre quise.

Aunque a mi no me guste, mis niños si  lo harán. 

Sus brazos me envolvieron cuando estamos cerca un del otro. Su calidez me provoca una sensación de tranquilidad y sus labios me hacen olvidar la batalla de mi cabeza.

Es tan lindo lo que Ezequiel me transmite que no se cómo explicarlo pero es... Fascinante.

Él me besó como si hubiese esperado tanto que lo hiciera. Jugo, mordió y bromeó con mis labios está hacerme reír y no pide besarlo como tanto quería.

—Hueles horrible —es lo primero que suelta a centímetros de mi boca —. ¿Te vomitó un niño o qué?

—¡Zequi! — reclamé incomoda cuando  posó sus manos en mis hombros para alejarme.

—Tienes que darte una ducha — dice después de reírse de mi un siglo y vuelve a tironearme hacia a él para captar mis labios pero lo esquivé. Su cara se arrugo con disgusto y lo intento otra vez —,¿Que pasa?

—Huelo a vomito —dije separándome y dirigiéndome hacia la puerta del copiloto de su auto. Sentí profundidad de su mirada sobre mi y pegue un gritito en medio de risas.  Me envolvió nuevamente en sus brazos y llenó de besos mis mejilla, mientras murmuraba cosas sobre en ella.

—Que te parece si...nos — beso —. nos damos un baño.

—Pero si tu no hueles a vomito —me hice la tonta y lo miré por encima del hombro solo para ver su reacción. Sus ojos estaban achinados y me dio una mala cara — . ¿Sabias que en mi pais hay que ahorrar el agua?  ¿Aquí harán lo mismo? ya sabes, ahorra porque es escasa y llega tres o cuatro meses al mes. 

Sonrió perversamente al captar la indirecta y no tardó un segundo para alzarme, abrir el coche y lanzarme dentro, correr como desquiciado para llegar al otro lado y pisar a fondo hasta llegar el apartamento.

Del mismo modo ingresamos a la casa, por suerte aun no había nadie. Me aferré a su camisa para no caerme porque corría como una bestia y sentí profundos regocijo en el estomago cuando ingresamos al baño.

—Si Spencer nos interrumpe le arranco los huevos — bramó contra mi boca mientras nos besábamos, no dije nada, solo continué el beso que habíamos comenzado en el coche. 

El ruido de la bañara llenándose acelero mis laditos y erizo mi piel. Risitas nerviosas salían de mi boca, Zequi estaba batallando con quitarme el uniforme y no dejaba gruñir. Él ya estaba sin ropa, simplemente en boxers. Mis ojos se daban un festín mientras expulsabas groserías muy marcadas a la españolas.

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