Capítulo 28

840 81 85
                                    

Una fotito de Janet😍

Ezequiel...

—Te hice una pregunta —toda la alegría que se sentía se esfumó y mi corazón se llenó de dolor y rabia —.  ¿Qué haces aquí?

—Eres mi novio.

—Hace tiempo dejamos de serlo, bueno tu, con tus mentiras.

—¿Me extrañaste?

—¿A qué has venido?

—Vine a recuperar lo nuestro mi amor — intenta besarme de nuevo y la retengo —. Sé que me equivoqué y que nunca debí haber impuesto esa idea. Pero yo te sigo amando Zequi.

Negué.

—Lo que pasó fue pasajero.

—Si me hubieses querido jamás, escucha, jamás idearías esa estúpida idea de una relación abierta — expresé con rabia, apartó la mirada —. Pero ya tu me estabas viendo la cara de imbécil quien sabe desde cuándo.

—¿Ya no me amas? —solté una risita irónica y me sequé las lágrimas —. ¿Qué pasó con el juntos por siempre?

—Eso te pregunto a ti —la rabia estaba obstruyendo mi garganta, se me hacía difícil respirar. Jamás esperé este encuentro, creí que no vendría a buscarme después que terminamos y tengo un montón de emociones recorriendo mi sistema —. ¿Qué pasó con eso? ¿Qué se hicieron las promesas? ¿Los proyectos?¿ La familia que queríamos formar? Nada de eso se te pasó por la mente cuando decidiste traicionarme. Y quién sabe desde cuándo. Porque esa idea no te vino así de la nada, esa idea surgió porque ¡Ya te habías acostado con otros tios!

—¿Y tu no lo hiciste? —dijo con descaro—. ¿Me vas a negar que no te llegó a gustar ninguna en la universidad?

—Nunca.

—Eres hombre como dicen ustedes y la carne es débil.

—Jamás —enfaticé —. Así que no me compares.Porque a pesar que tengo un padre que es el hijo de puta más grande. Él me enseñó a respetar a las mujeres y que si quiero tener aventura con otras es preferible no relacionarse con ninguna.

—¿Tu papá?

—Si, él, Andrés Muñoz.

—Tu no fuiste ningún santo en el instituto —me recriminó y doblé un momento mi cuello para mirar a Jul, recordando que ella estaba allí. La miré, estaba observándonos agarrada del saco de boxeo —. Ibas de una en una.

—Si —admití me volví hacia Susan—. Pero no tenía novia. ¿Ves la diferencia? Cuando me comprometí contigo todo eso cambió. Solo me importabas tú. Podían pasar ciento de chicas por el frente y ninguna llamaba mi atención porque te tenía a ti, porque te quería lo suficiente como para fijarme en alguien más y yo fui lo bastante imbécil para aceptar una relación así.  Es que ¡joder! ni en pensamientos podía traicionarte.

—Me querías...

—¿A poco crees que después de como te burlaste de mi, después que te di todo, iba a seguir queriéndote? maldita sea Sussan, ¿qué mas querías? —sus ojos se inundaron de agua —. Me rompiste el corazón y no te importó.

Sollozó profundo.

—Nunca te importé.

—P-perdoname.

—Vete y no vuelvas a buscarme —se arrojó a mis brazos y respiré hondo mientras las lágrimas cálidas mojaban mis mejillas.

—Por favor Zequi —me volví hacia Jul y le di una mirada significativa.

Antes de irte| Completa. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora