Capítulo 9

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Ezequiel...

Un intenso dolor de cabeza se me alojaba detrás de la cabeza y el ruido de una licuadora me provoca más dolor . Era extraño escuchar tanto escándalo en mi apartamento cuando soy solo yo quien vive allí.

Me levanté de golpe y miré alrededor reaccionando después analizar como por diez segundos. Me llevé las manos al pecho asustado al darme cuenta que no estaba en mi casa.

-¿Dónde estoy?

-Hola, bello durmiente - pegué un brinco y volví a llevarme las manos al pecho.

-¿S-stephanie?

-Tanto tomaste que te olvidaste de mi - fruncí las cejas -. Toma esto te ayudará.

-¿Que es? - dije observando la taza con una mueca.

-Solo tómalo y ya.

-Bien - dije bajito, sintiéndome regañado -. ¿Dónde está calceto?

-En la habitación de Jane - tenía el codo apoyado en el respaldo del sofá y su cara cargada en su puño.

Me mirada detenidamente con una media sonrisa y eso me hizo cuestionarme.

¿Qué tanto...me mira?

-¿Y no vas a preguntar por Jane?

-¿Ah?

-La pobre creyó que te había dado algo cuando te desmayaste, casi llama a emergencias.

Ni siquiera estaba escuchando, estaba recordando lo que había hecho anoche.

Oh, no.

-¿Qué? -miré a stef, ella me miraba fijamente, como si sospechara algo.

-¿Que, que?

-¿Por que abriste los ojos como platos de repente? - mi corazón empezó a latir y ya no sentía dolor de cabeza.

-Olvide que tenía un examen - dije poniéndome de pie torpemente -. ¿Qué habitación es la de Juliet?

-¿Quien?

-Tu amiga - froté mi frente exasperado. Por qué nunca recuerdo su nombre -. Jane.

-Allí -apuntó.

Mis pies estaban descalzos, el frío se coló por mis medias. Caminé hasta la habitación de.... ¡Joder! ¿Por que nunca me acuerdo de su nombre? Y me detuve allí, a pocos centímetros con una puerta de color blanco invadiendo mi campo visual.

-Hey, mago - miré por encima de mi hombro -. Aquí no funciona la magia, tienes que girar la perilla.

-Oh, Gracias - dije sarcástico.

Cuando siento que estoy solo y lo confirmo, recuesto la cabeza sobre la puerta.

-Dios mío que hici....- la puerta se abrió sin aviso y me fui encima de juliet. Ella intentó frenarme colocando sus manos en mi pecho pero mi cuerpo es mucho más pesado que la tumbe y nos fuimos al piso.

Su cuerpo quedó debajo del mío, mi cara y la suya tan cerca que nuestros labios se rozaron levemente.

Sus ojos me miraban fijos al igual que los míos, no pude evitar desviarse hacia sus labios. Los recuerdos de anoche llegaron a mi memoria. Mis músculos se tensaron, no podía moverme, ni evitar ruborizarme, tampoco podía creer que anoche le di un beso a Juliet

¿Qué hice?

Me levanté del sueño cuando sentí que me observaban. Miré por encima del hombro. Stephanie me sonrió de manera significativa.

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