Capitulo 36

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Janet...

En la farmacia la joven que nos atendió, nos indicó que la prueba se hacia diez días después de haber tenido relaciones. ¡Diez días! Yo no creo que pueda aguantar tanta incertidumbre pero debo calmarme o moriré de la angustia antes de tener los resultados. Zequi compró cuatro pruebas diferentes marcas porque quería sentirse seguro.

Sé veia tan entusiasmado que sentí lastima por él, esto va a ser un duro golpe si este resultado llega ser negativa.

Porque es lo que más deseo.

Pasamos al apartamento. Este estaba limpio y como siempre olía a lavanda. En el sofá estaba spencer jugando con la consola y apenas notó nuestra presencia, sus ojos dejaron de posarse en la pantalla y caer en nosotros en especial en la bolsa que cuelga de las manos de Zequi.

—¿Que?

—No es lo que piensas.

Mis palabras no fueron suficientes. Cinco minutos más tardes todos se encontraban en el apartamento debatiendo si era niña o niño y ni siquiera me he hecho la prueba.

Zequi parecia disfrutarlo. Yo no tenía el mismo ánimo. Me choca un poco que este tomando esto tan relajado, como si tener un bebé no fuese algo de que preocuparse.

Quisiera hacerme el examen cuánto antes y hay opción, pero yo le tengo temor a las agujas y prefiero esperar un poco más.

Además estoy cerca de mis días y si me llega, como normalmente lo hace cada mes. Puedo respirar tranquila y si no, no sé que voy hacer.

Estuvimos en la sala pasando el rato. Jugando a la consola y comiendo mis ya mencionadas arepas. Eduard no estaba. Spencer comentó que había salido muy temprano y sin desayunar, no dijo nada y no ha vuelto desde entonces.

Las horas transcurrieron, la noche se estaba aproximando y Eduard no daba señales de vida. Le envié mensaje pero no contestó ninguno. Cuando quedé sola con Zequi en la sala, los demas estaban en la mesa jugando uno, no pude dejar de preguntar por su hermano.

Él apenas me determinó y siguió mirando su teléfono centrado. Actuaba despreocupado. Hace varías horas que Eduard no da señales de vida y él no muestra pizca de mortificación.

—En cualquier momento aparece — respondió seco cuando le pregunté por él por segunda vez.

Pasaron más horas. La noche llegó y yo ya no podía con esta situación. Entiendo todo, de verdad, pero no puede ser tan rencorista y actuar como si nada.

Eduard está tratando de cambiar. A mí me ha demostrado que quiere ser diferente y lo he visto pero esto es suficiente para Ezequiel.

Finalmente perdí la paciencia y le quité el teléfono de las manos para obtener su atención. Él me miró confundido y pidió que se lo devolviera. No sé si es por el no confirmado embarazo pero me está afectando más de lo que deberia.

—Chicos ya volvemos.

Si, íbamos a buscar su hermano y que mejor manera de obligarlo a hacerlo. Cero sexo por lo que me queda estadía. Sabía que solo con eso iba a convencer a mi gruñón quitar su lindo trasero del mueble.

Recorrimos la ciudad, mi vista no se despegaba de la ventana. Cómo no tenía linea española. Llamé a Eduard desde el teléfono Ezequiel. Este repicaba pero no contestaba y tampoco los mensajes.

—¿A dónde se habrá metido este imbécil? — ahora sí podía sentir su preocupación —. Seguro está metido en esos lugares que le encanta visitar o con sus amigos fumando.

—¿Y si le sucedió algo?

—No lo creo — no lo escuché muy seguro y eso me preocupó más. Hago un último intento de llamarlo y me espero, el teléfono repicó hasta el quinto tono hasta que finalmente en el sexto contestó.

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