Extra 5

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Janette.

La cuidad de Barcelona es increíble. Me parece ilógico que el tiempo que viviendo aquí no pude apreciar a fondo sus grandes maravillas pero estoy encantada de hacerlo, sin importar el tiempo.

Hemos recorrido casi toda. La fascinación de Zequi de verme a mi impactada era tan grande que no sabría cómo explicar.

Hemos estados varias días aquí. Juntos nuestra pequeña beca de casi un año. Visitamos a nuestro amigos y por supuesto visite a Tamara la mujer que me abrió las puertas de su cafetería y que me ayudó mucho cuando más lo necesité.

Pasamos por la calle que Zequi me había encontrado la vez esa que casi pierdo el perrito de aquel amigo suyo. El restaurante en el que nos conocimos y por último el cardenal.

Jamás se me olvida que aquí compartimos varios momentos.

El viejo apartamento de Zequi está siendo usado por Eduard y su esposa — finalmente vivir juntos — tienen planeado casarse pero aún no tienen fecha.

La habitación la que usaba los primeros días que estuve aquí. La estamos ocupando, becca Zequi y yo, aunque la pequeña bodoque le gusta estar más con Eduard que con nosotros.

A quien le hace feliz que nos deje solos es a Ezequiel. Le encanta y no desaprovecha ninguna oportunidad.

Mañana iremos a Madrid y no sé si ponerme triste o feliz. Me explico. Mañana es gran premio de España y por más que mi chico de los suéteres trató de conseguir entradas no pudo.

Habíamos hablado de ellos desde que empezó la temporada. Pero debido a nuestros trabajos ha sido imposible.

Él con su banda y yo con mi profesión.

En estos momentos estamos de vacaciones y lamentablemente dentro de poco se le terminan a él. Tiene que seguir con la banda y cumplir con su agenda apretada.

A mí todavía me falta por lo que estaré en casa. Cuidando de nuestra pequeña y viendo apoyándolo como siempre.

—La casa quedó sola—anunció su voz y alcé la vista de la pantalla de la laptop. Estaba viendo el resumen de la clasificación de fórmula uno y deleitando mis ojos con Charles leclerc.

—¿Y eso que significa?— levanté una ceja, y su curvó un sonrisa.

Hice una negación al ver cómo se quitó la camisa y la lanzó a mi cara. Sin darme tiempo a protestar. Me quitó la laptop de las piernas, me tumbó hacia atrás y quitó las sabanas que cubrían mis piernas.

—¿Tu que crees?—acerco su cara a la mía y buscó mis labios. Aparté la cara y sus labios cayeron en mi mejilla.

Rei al ver su gruñido y me volví hacia él. Hacia sus ojos deseosos y lujuriosos que me hacen estremecer.

—¿Me estabas traicionando con Charles? — solté una carcajada — ¿me dejarías por él?

Lo miré cuestionable ladeando la cabeza y reí en sus labios cuando me besó.

—Vamos a ver si eres capaz dejarme por el pilotito—no dejé de reír en sus labios hasta que los besos juguetones se transformaron y se volvieron apasionados, ardientes y dominantes, que provocaron en mi millones de sensaciones.

—¿Estas seguro que quedamos solos?—lo frené un momento y levantó la cabeza de mi cuello.

—Si, seguro—mordí mi labio inferior dudosa—.Es que no quiero que..

Me cortó con un beso y prensó mi cuello con su mano.

—Tu tranquila y yo nervioso — susurró cerca de mis labios—. Confía en mí, ¿si?

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