🦋 Libertad 🦋

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Paloma estaba en su cuarto escribiendo algo en su notebook cuando Camelia ingresó con una bandeja con café y galletas

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Paloma estaba en su cuarto escribiendo algo en su notebook cuando Camelia ingresó con una bandeja con café y galletas.

—¿Quieres merendar conmigo? —preguntó.

—¿Cuándo podría yo negarme a algo así?

—¿Qué haces?

—Escribo...

—¿Un libro? —preguntó la mujer.

—No... solo un texto... ¿Lo quieres leer?

—Si me lo quieres mostrar, claro...

—Es solo un borrador... —dijo y le pasó la notebook.

Una vez alguien me dijo que había dos palabras que me definían, la primera era libertad y la segunda valentía. Hoy me pregunto qué es lo que vio en mí para definirme con esas dos palabras que en ese momento tan poco se ajustaban a mi realidad.

Él me veía libre, quizá porque yo soy una persona extrovertida que no teme hacer el ridículo, gritar, hablar fuerte, decir las cosas como las pienso o jugar a desnudarnos bajo el agua oscura del océano a la noche sin poder vernos ni tocarnos. Eso puede ser que dé una sensación de alguien que fluye en libertad. Pero no, no lo era del todo. Porque ¿qué es la libertad?

Cualquiera podría definirla de distintas maneras, es poder hacer lo que uno quiere, es poder ser lo que uno desea, es poder ir a donde se te dé la gana... Pero para mí, es mucho más que todo eso. La libertad es un estado en el cual te sientes bien contigo mismo, no cargas culpas ni heridas del pasado que te pesan como una mochila de la cual no te puedes deshacer. La libertad es tomar las decisiones escuchando a tu intuición, a tu corazón, no a tus miedos ni a tus fracasos, no a tus errores y, mucho menos, a los miedos de otros o a las frustraciones ajenas.

Un tiempo pensé que libertad era poder estar con quien quisiera sin tener que rendirle cuentas a nadie, salir, entrar, viajar, ir y venir sin rumbo. Y puede que eso sea bueno, pero hoy descubrí que libertad también es poder elegir con quién estar y no solo a dónde me quiero ir, sino con quien y dónde me quiero quedar.

Con respecto a la valentía. ¿Qué es lo que él vio para definirme así? Pues vio mi resiliencia, mi capacidad para sobreponerme a todos los obstáculos que me ha puesto la vida sin perder la sonrisa, la alegría y el entusiasmo. Y en eso tiene razón, pero también he aprendido algo más, ser valiente es saber que a veces no podemos con todo, saber pedir ayuda, es poder detenerse y mirar dentro de cada uno incluso a sabiendas que encontraremos cosas que no van a gustarnos. Ser valiente es saber que siempre habrá más batallas que luchar y que rendirse y huir no debería nunca ser una opción.

Él me dijo que se enamoró de mi libertad y de mi valentía, y yo le digo a él que lo amo porque con su amor me hace más libre y fuerte para luchar juntos cualquier batalla.

Camelia sonrió cuando acabó de leer.

—Es hermoso, Paloma... ¿Se lo vas a mandar? —inquirió.

—No... aún no...

Cuando las mariposas migranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora