Ferrán y Camelia vieron a Paloma ir tras Ian.
—Todavía no comprendo en qué momento pasó todo esto —dijo la mujer, su marido sonrió.
—El amor es así, ¿acaso tengo que recordártelo? —susurró besándole en la mejilla.
—Es que... trato de pensarlo, recuerdo nuestras conversaciones mientras ella estaba allá. Es cierto que yo sabía que había alguien antes de que me lo dijera, por eso no se regresaba... y veía que se llevaban bien, pero no lo pensé, no lo vi venir...
—Lo sé, es normal que no los hayas imaginado así, pero piénsalo, Camelia. Son muy parecidos, tienen una historia de vida similar, es lógico que puedan comprenderse... y ahí está la clave, mi amor, en esa comprensión de almas... —respondió tomando con dulzura un mechón de su cabello y colocándolo tras la oreja.
Camelia asintió.
Entonces los dos vieron como Paloma comenzaba a girar en círculos alrededor de Ian.
—¿Qué hace? —preguntó la mujer.
—No lo sé, pero mírala, se ve feliz... y él también —afirmó—. Tenías que ver su rostro hoy cuando lo descubrí... —añadió risueño.
—¿Cómo lo hiciste?
—Cuando Mateo corrió de ti con la tortuga esa que Paloma lleva a todas partes... ¿Te acuerdas de que nos dijo que era un regalo de la persona de la que se había enamorado? —Mel asintió—. Pues Ian vio el peluche y mencionó que él se lo regaló. Casi... casi me da un paro cardíaco —rio.
—¿Qué le dijiste? —respondió llevándose una mano a la boca sorprendida.
—Nada, solo decidí forzar un poco la situación para desenmascararlos y que se arrojaran de una vez a todo lo que están sintiendo. ¿No fue divertido? —inquirió abrazando a su mujer.
—¡Qué malo eres! —exclamó ella con emoción.
En eso, vieron a Paloma e Ian besarse y suspiraron.
—Dejémosle un poco de intimidad —pidió ella.
—No, es divertido verlos —bromeó él—. Ni siquiera nos notan...
—Están enamorados, ¿lo puedes creer? Enamorados de verdad... Paloma está muerta de amor... me hizo leer algo que escribió —susurró—, y él, él también lo está... Pero me da miedo... —admitió Camelia.
—¿Por qué?
—Es como dijo Paloma, es raro, Ferrán... yo... los conozco tanto...
—Por eso mismo deberías estar tranquila. Sabes que Ian es un buen hombre, tú lo has criado y lo has sacado adelante, conoces lo que hay en su corazón. También conoces a Paloma, sus carencias, sus virtudes... es perfecta para él... hasta yo puedo verlo, cariño, con más razón tú.
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Cuando las mariposas migran
RomancePaloma e Ian se conocen desde que ella tenía doce y él dieciocho, el padre de ella se ha casado con la hermana mayor de él, pero como él vive en el Brasil desde aquel entonces, nunca habían interactuado tanto más que en algunos eventos familiares en...