Despertó con el lloriqueo de su pequeño mientras lo sentía poner una de sus manos en su mejilla con ligeros golpes.
-Ahh.. olvide poner la alarma, lo siento, amor- se levantó pronto para cambiarle el pañal y bajar a la cocina con el pequeño a preparar su biberón matinal.
La casa de Vegas era lujosa, no era una mansión pero definitivamente en referencia al departamento donde vivía antes Pete, si era enorme y con acabados de lujo. Su familia siempre había sido adinerada, lo descubrió cuando empezaron a salir y llego a visitar esa misma casa ocasionalmente, no pensó que terminaría viviendo ahí también. Solo tenían a una persona que les ayudaba a mantener las áreas comunes limpias, como la cocina, sala, jardín, escaleras, entre otras.
-Bien, quieto.- le dijo al bebé más tranquilo con su leche sentado en su silla alta especial.
Preparo algo ligero para él de desayuno y saco un frasco de papilla para Macau. Una mordida a su sándwich y una cucharada al pequeño, hasta que ambos terminaron. Lavo todos los trastes sucios y los biberones utilizados, dejándolos hervir en agua para esterilizarlos antes de volver a usarlos. Cargo a su pequeño para subir a limpiar las habitaciones. La de ellos no tenia mucho que hacer, solo sacar la ropa, era día de lavar.
-Primero la tuya- llevaba a Macau en una de esas cosas donde cargan a los bebés en su pecho, como canguros; mientras la ropa iba en una bolsa de red siendo arrastrada por las escaleras para no cargarla y causar accidentes.
Dejo lavando primero solo la del bebé, mientras tanto volvió a subir para limpiar la habitación que ahora era solo de Vegas.
-Siempre deja todo tirado- se quejó bajando al pequeño en la cama para después recoger la ropa del suelo. Al meterla en otra bolsa de red le llego un olor extraño, no era la colonia de Vegas, él seguía usando ese delicioso olor amaderado y este era como chicle o caramelo- Qué asco- reviso varias prendas buscando de cual venía.-Ya ni siquiera lo disimulas- sintió sus ojos humedecidos al detectar dos de las camisas de Vegas con el mismo olor- Siempre es el mismo entonces, tienes un favorito-
Se trago sus lágrimas y después de un rato, saco la ropa de Macau para poner a lavar la suya. Termino de limpiar la habitación de Vegas y los baños mientras él pequeño tomaba su siesta a media mañana.
Para la mitad del día Pete ya tenía la casa limpia, ropa limpia y estaba cocinando la comida. El señor Kan, padre de Vegas no estaría en la ciudad varios días, casi nunca estaba así que no se preocupa por encontrarselo. No tiene nada en contra, no es un mal hombre pero si es muy serio y algo frío, se siente extraño estar con él.
-Otra vez a comer, gordito- ahora si había cocinado algo más pesado para los dos. Dándole otro biberón de leche al pequeño al terminar.
Se perdió en sus pensamientos, mientras veía las botellas de diferentes licores en el exhibidor la cocina. Su padre siempre le hablo de los peligros del alcohol, que podría ser una perdición, sin embargo Pete creía que el amor era un vicio peor, te cegaba por completo.
-Se acabo, vamos a tomar una siesta también estoy cansado- tomó al pequeño de la sillita para subir a la habitación nuevamente.
Durmieron un par de horas. Después se puso a jugar un poco con el pequeño en la cama haciéndolo reír, el único momento del día cuando sonreía sin notarlo era con el pequeño Macau. Aunque Pete se sentía culpable, su hijo eventualmente crecería y se daría cuenta del tipo de relación que tenían sus padres, de como solo estaban juntos por compromiso.
La noche llego y bajaron de nuevo, esta vez a preparar la cena. Siempre cocinaba suficiente por si Vegas se decidía en llegar a cenar juntos alguna vez, aun mantenía la esperanza de que no se fuera con su amante de vez en cuando y volviera a mirarlo a él. Pero ¿A quien engaña? Ya se vio en el espejo, así nunca podrá lograr que lo mire de nuevo. Lo extraña. Pete extraña tanto la mirada de Vegas, quiere volver a sentirse querido, amado, incluso solo deseado es mejor que ser ignorado.
Por algún poder divino, apareció el hombre.
-Llegaste temprano- saludo con una voz baja.
-¿Acaso no puedo?- pregunto con un suspiro- ¿Esta listo?- pregunto mirando la cocina detrás de Pete.
-Si.. ya te sirvo- puso todos los platos en la mesa y se sentó a su lado con Macau en medio de los dos en su silla.
Comieron en silencio solo con los cubiertos chocando en la vajilla.-¿Harás algo mañana?- pregunto Vegas.
-No, bueno, no tenemos planes. ¿Quieres hacer algo?- pregunto emocionado Pete, aunque sus ojos ya no brillaban como antes, no se quería ilusionar para ser dejado plantado como tantas veces lo había hecho.
-Termine los exámenes y mañana no es día laboral. Quiero quedarme en casa, necesito descansar- respondió con su mirada aun concentrada en la comida- Solo quería saber si me ocupabas para algo-
-Ahh.. entiendo. No, nos quedaremos en casa supongo- respondió, ahí estaba, de nuevo su desilusión.
La cena termino más rápido de lo que pensó.
-Me daré una ducha y despues dormire- se acerco a darle cariños a Macau llenando su rostro de besos pequeños haciéndolo reir- te amo hijo-
-Vegas..- lo llamo Pete cuando le dio la espalda.
-¿Si?- pregunto sin girar a verlo.
-Tu ropa...- se mordió el labio tentado si reclamar o no- la ropa de la semana.. no la dejes regada en el suelo, hay un canasto para eso- dijo finalmente.
-Lo siento, tratare de no dejar tanto desorden- respondió avanzando de nuevo a las escaleras- Buenas noches Pete- alcanzo a decirle desde el primer escalón.
-Buenas... noches... amor- ahí estaba, el rechazo, que desagradable era su imagen. Recogió los platos y una vez limpio todo, subió a darle un baño al pequeño para dejarlo dormido entre las almohadas y darse el mismo una ducha rápida.
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Overboard (AU)
RandomVegas y Pete eran la pareja del momento, desde que se conocieron todos a su alrededor podían sentir la química entre ambos jóvenes; generando una expectativa sin pensarlo mucho. Sin embargo, todos estamos expuestos a tomar decisiones precipitadas...