VEGAS

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-Podemos levantar un segundo piso, serian más pequeñas, para poder acondicionar al menos 5 habitaciones más- comentó con el ingeniero de la construcción.

En un par de meses su demanda rebasó la cantidad del reservas disponibles. Así que estaban pensando hacer otra inversion para tener más lugar.

-Si, creo que con esas estará bien- le respondió su socio revisando el diseño en la mesa.

Hablaron unos detalles más de las dimensiones y dejaron al encargado irse quedando en que les enviaría el desglose de cotización.

-¿Qué ocurre Kuea?- pregunto Vegas al verlo quedarse pensativo un momento.

-Nada...- susurro revisando su teléfono.

-Dime- se cruzo de brazos.

-Me invito a salir un chico... es hijo de unos amigos de mi padre- le respondió sin mirarlo.

-Suena bien ¿Cual es el problema?- pregunto Vegas más relajado.

-Es mayor... no es que sea un viejo, se ve bien, es guapo pero ¿Y si se aburre al ver que no tengo nada interesante qué contar? El tiene toda una vida ya hecha- su amigo soltó un suspiro.

-No te pasara nada por conocerlo, quizás ya debas darte una oportunidad- intento darle ánimos mientras salían de la oficina cerrandola.

Vegas regreso a casa, pasando por una pastelería a comprar el tan famoso pay de limón, de repente a él se le antojo esta vez.

La graduación de Pete había sido pequeña pero estaban los qué debían estar, el padre de Vegas no pudo ir pero le mandó un enorme ramo de flores qué debía admitir, lo puso celoso.

Después vino el cumpleaños de Syn, el hijo de Tawan, quien por cierto ya se había casado, esa si fue para sorpresa de Vegas, una boda meramente entre familia y amigos, muy sencilla y rapida, pero con todo lo que debía tener. El suponía que su amigo quería algo exuberante pero no, se veía feliz con su ceremonia simple.

El cumpleaños de Macau fue otro caso, como ya iba al jardín de niños ahora si hicieron una fiesta infantil. Resultó ser un niño muy sociable, demasiado. Siendo llamados a la escuela porque Macau no dejaba de platicar con quien sea que le pusieran a un lado.

Eso lo dejaba con un festejo por delante en un par de semanas, el cumpleaños de Pete. Aun no sabia que regalarle, no era bueno con los regalos asi qué quizás solo lo llevaría a cenar.

Estaciono el auto aun pensando en eso y entro a la casa, encontrando silencio, muy quieto el lugar para la hora a plena luz del día de un sábado, había terminado más temprano de lo esperado pero aun así, era extraño el silencio en esta casa.

Dejo el postre en el refrigerador para subir despacio los escalones hasta su habitación, la puerta estaba abierta así que entro. Alcanzo a ver la espalda de Pete cuando escucho una alarma sonar y a su esposo correr dentro del baño.

-No ¿Como voy a decirle esto? Se supone que no lo intentaríamos de nuevo aun- escucho la voz afligida de su esposo y toco la puerta del baño.

-¿Pete? ¿Estás bien? ¿Pasa algo?- pregunto suavemente sin presionar.

-¿Qué haces aquí?- la puerta se abrió dejando ver a su esposo con los ojos algo rojos.

-Termine temprano, te traje Pay de limón... ¿Donde esta Macau?- pregunto mirándolo de pies a cabeza por si le había pasado algo.

-Tay lo llevo al parque con los niños y Tawan- respondió pasando de largo hasta la cama.

-¿Y no fuiste?- pregunto avanzado detrás de él.

-No me sentía bien, sabes que he tenido náuseas estos días- Vegas noto como no lo miraba y seguía con sus manos detrás de su espalda.

-Si, te veías enfermo. Creí que el postre te animaría ¿Qué pasa? Te escuche ahí adentro y no soy tonto, lloraste o estabas a punto de hacerlo- se sentó a su lado intentando mantener la calma.

-Es que... no se como, es decir, no se cuando...- lo vio morder su labio nervioso.

-Shhh... calma- lo abrazo con fuerza- Dime que es-

-Es que decidimos dejar de intentarlo... y ahora... yo..- saco sus manos hacia el frente separandose del abrazo, mostrándole un palito de plástico.

-¿Qué es eso?- pregunto Vegas algo confundido- Solo dimelo- tomó el objeto para leer más de cerca lo que decía a un lado de las líneas.

-Es positiva. Estoy embarazado..- la voz de Pete se escucho muy apenas. 

-¿Hace cuanto se fueron al parque?- pregunto suavemente dejando la prueba en el buro a un costado de la cama.

-No lo se.. media hora quizás, no mucho- la voz de su esposo sonaba temblorosa- ¿Por.. por que?-

-Porque no quiero que interrumpan la celebracion- Vegas se había desabotonado la camisa en tiempo record antes de lanzarse sobre su esposo para besarlo con una sonrisa.

-E..espera.. ¿No estas molesto?- Pete se separo un poco.

-¿Por que lo estaría? ¡Vamos a tener otro bebe!- volvió a dejarlo debajo de él iniciando otro beso.

-Pero no lo planeamos- volvió a decir preocupado su esposo.

-Que importa, cariño. ¡Otro bebé! Me haces muy feliz con esa noticia- rozó sus narices quedándose un minuto alineando sus respiraciones- Te amo y aunque no lo planeamos, nada me hace más feliz que nuestra familia-

-¿De verdad?- pregunto Pete devolviendole la mirada.

-De verdad. Ahora.. dejame compensarte esa maravillosa noticia- sus labios fueron directo al cuello de su esposo.

-Vegas- soltó un nombre en un jadeo mientras se deshacian torpemente de su ropa.

-¿Si?- pregunto aun muy concentrado en terminar de bajar la ropa interior de ambos.

-También te amo y nuestra familia me hace muy feliz- le dijo con una sonrisa.

-Eres lo mejor que me pudo pasar, ahora dejame llevarte al cielo como agradecimiento precioso- Vegas termino de desnudarlos a ambos antes de enredarse en las sábanas.

-Si, me encanta cuando lo hacemos asi- dijo entre jadeos su esposo envolviendo sus piernas y brazos a su alrededor. Sintiendo piel a piel cada toque.

-Ah si.. yo se como te gusta, a mi también me encanta- un solo movimiento fue necesario para que ambos soltaran un gemido fuerte.

-Hazme gritar aprovechando que no esta Macau en casa- la mirada provocadora de Pete había aparecido a causa de la lujuria en el ambiente.

-Como tu lo desees amor- le dijo Vegas con una sonrisa complice.

Sin duda ellos estaban hechos el uno para el otro hasta en la cama. Tenían la misma energía y química inocente cuando se conocieron, igual de fuerte que cuando tenían cada uno de sus encuentros pasionales en la intimidad.

Aunque empezó rudo y tosco, terminaron entre caricias suaves, besos y arrumacos, diciéndose palabras cursis y aunque amaban a su hijo, en ese pequeño momento solo esperaban qué él disfrutara más estar afuera y tardaran un poco en volver a casa.

Overboard (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora