El tráfico en la entrada de la escuela era lo peor, por suerte el no tenia prisa por llegar a la oficina a una hora exacta, ventajas de ser el dueño.
-Listo, llegamos- quito el seguro de la puerta para que su hijo mayor saliera.
-Si, adiós papá- se despidió asintiendo mientras esperaba a que la fila de autos avanzara.
Ese tercer intento nunca funcionó, pero Vegas estaba bien con eso. Al final decidieron entre los dos que se haría una intervención él, era menos riesgoso qué operar a Pete, seria ambulatorio y en un par de horas estaba como si nada en casa, no había riesgo de hormonas ni nada por el estilo. Y podían seguir con su actividad en la cama todo lo que quisieran sin riesgos.
Así que aquí estaba, él había ido a dejar a Macau con sus 18 años recién cumplidos y en su último año de preparatoria. Era extraño, los últimos años pasaron demasiado rápido, Vegas se negaba a creer que su hijo ya era casi un adulto qué se iría a la universidad el próximo año.
Soltó un suspiro mientras lo veía entrar a la institución, estaba tan orgulloso, Macau era un chico amable y sensible, muy social, inteligente, el mejor de la clase y con muchos amigos. Podía verlo saludar a su grupo, algunos saludos de mano, unos golpes en la espalda, choque de puños, parecía que ese tipo de interacciones no cambiaban a pesar de los años, incluso un abrazo por la cintura. Su sonrisa de borro al ver eso último.
-¿Que? Ah no... con mi hijo no- trato de distinguir el rostro del otro chico pero no lo logro, la fila avanzó y tuvo que seguir conduciendo, dejando el recordatorio de que hablaría seriamente con Macau por la noche sobre los límites del espacio personal.
Manejo algo inquieto al hostal, de ahora tres pisos, para realizar sus chequeos de rutina. En una escuela no podían hacer mucho pero aun así, Vegas también fue joven y el siempre encontró la forma de escaparse con Pete por ahí. Ahora solo podía pensar en si su hijo tendría algún amigo complice como Tay qué le cubría las espaldas cuando salía.
Todo en esta vida se paga, se recordó a si mismo. Aun así se concentró en hacer sus actividades del día a día. Revisando recibos de servicios por pagar, salarios al personal qué daba mantenimiento al lugar, viendo estadísticas de rendimiento. Pidió algo de comida a domicilio para después hacer lo mismo pero con la cafetería a unas cuadras de ahí. Todo parecía ir bien, había días buenos, días malos en ventas y días increíbles. Así era el flujo de esos negocios pero se mantenían estables. Sumando a las acciones que aun conservaba en la empresa de su padre, podían darse una vida muy por encima del promedio. Aun así nunca les hizo saber a sus hijos a cuanto ascendia la fortuna en el banco, quería que no se acostumbraran tanto a los lujos, Pete se encargo de enseñarles a ganarse todo en casa, sabiendo que las cosas cuestan.
Guardo su computadora en el escritorio para tomar sus llaves y su saco dando por terminado el día.
Manejo hacia casa, deteniendose en una tienda a comprar fresas con crema para todos en casa como postre.
-Papá ¿Qué es?- el primero en recibirlo en la cocina fue Venice.
Venice a sus 11 años aun era el hijo de papa, se comportaba como un niño, aun no entraba en esa fase de adolescente aislado de sus padres, estaba sufriendo eso con Macau lo suficiente.
-Fresas con crema, guardalas, son para el postre- le dio la bolsa para después dejar el saco botado en el respaldo de una silla.
-¿Tienes hambre?- le pregunto su esposo mientras terminaba de poner la mesa para cuatro.
-Algo... aunque no creo que pueda comer mucho ¿Donde esta Macau?- pregunto acercándose en busca de un abrazo.
-¿Donde más? En su habitación, sabes que se encierra desde que llega de la escuela- Pete soltó un suspiro y lo abrazo con fuerza.
ESTÁS LEYENDO
Overboard (AU)
RandomVegas y Pete eran la pareja del momento, desde que se conocieron todos a su alrededor podían sentir la química entre ambos jóvenes; generando una expectativa sin pensarlo mucho. Sin embargo, todos estamos expuestos a tomar decisiones precipitadas...