Se encontraba acostado en su cama, en silencio como todos los días, era tarde, 2:00am.
-Listo, precioso- retiro el biberón vacío de la boca del bebé qué cerraba sus ojos despacio- Duerme de nuevo- acaricio su pancita rodeandolo de almohadas.Macau era su hijo de 10 meses de edad, hermoso, algo caprichoso pero no podía quejarse, el se encargo de acostumbrarlo al exceso de atención en casa.
Pete escucho pasos en el pasillo afuera de la habitación. Alcanzo a ver la sombra debajo de la puerta, sin embargo nadie tocó, ni fue abierta, solo desapareció con el mismo sonido de los zapatos contra la madera del suelo. Conocía esas pisadas mejor que nadie, además del hecho de ser casi los únicos en esa casa la mayoría del tiempo.
-Otra vez no te dio las buenas noches- susurro dejando besos en la mejilla del pequeño- Pero papá te ama, estoy seguro de que sí- no sabia si lo decía al bebé o para convencerse a si mismo.
Se puso de pie para caminar por la habitación, se acerco al pequeño tocador con espejo, viendo todo lo que había ahí.
-Que estupidez- dijo en voz baja revisando algunas cosas al azar, diferentes cepillos, accesorios para el cabello, mucho maquillaje, sets de cremas qué posiblemente ya habían pasado la caducidad sin haberlas terminado, perfumes, aceites para cuidado del cabello y en alguna esquina una plancha para el mismo.-¿De qué me sirven ahora?- levanto su mirada con pesar para verse en el espejo- Eres un asco, mírate- recriminó a su reflejo. Ojos hinchados, cansados, con ojeras pronunciadas, su piel pálida, opaca, sin vida, sus labios resecos, incoloros, sus ojos ya no brillaban como antes, su boca era incapaz de formar una sonrisa, las veces que lo hacía incluso era doloroso por lo falso que se veía. Un rostro demacrado y apagado era lo que veía todos los días frente al espejo.
Su mirada bajo a su ropa, holgada, grande, así se sentía. Una playera al menos dos tallas más que la suya y un pantalón de pijama qué arrastraba por el suelo -Patetico- se dijo tomando la orilla de su playera para levantarla. En primer plano estaba la cicatriz, estética pero aun así visible y sobretodo palpable, esa que quedo después de la cesárea por donde nació Macau, a los lados podía ver ligeras pero perceptibles marcas de estrías a causa del mismo embarazo. Levanto un poco más solo para toparse con su martirio real, donde antes estaba su envidiable cintura pequeña, esa qué le encantaba mostrar a su novio para provocarlo, ahora solo tenia esos molestos rollitos de grasa, perdiendo por completo su figura, además de que al girar de perfil podía notar la pequeña pancita qué quedo en el vientre bajo inevitablemente después de tener a su hijo.-¿Como no va a echarte de la habitación?- le hablo de nuevo a su reflejo- ¿Como esperas que no busque otro?- limpio las lágrimas al escuchar algunos balbuceos de su bebé, regresando rápido a la cama para cantarle algo y no despertara.
Se quedo mirando al techo mientras pensaba en cuantas cosas habían pasado y cambiado en su entorno y dentro de si mismo. Él recordaba ser una masa de energía vibrante, ahora no era nada. Recordaba su confianza, como había desarrollado un gran sentido de seguridad y caminar con la frente en alto. Podía ver como una película el pasar del tiempo y su brillo apagandose poco a poco en un año y medio, por más que intentaba mantenerlo encendido, hasta que los últimos meses ya no tuvo la fuerza para seguirlo haciendo.
Aun así, no todo era malo, había recuerdos muy buenos. Lo tenia fresco en su memoria, iniciando una nueva etapa, haciendo nuevos amigos, su primer dia de clases en la preparatoria, a sus 15 años. Recordaba estar indeciso por el menu de la cafetería, hablaba consigo mismo esperando su propia respuesta, cuando su voz lo interrumpió. Un chico guapo, aunque usaba el mismo uniforme, en él se veia muy bien, con una sonrisa muy bonita, una voz suave y un olor tan embriagante a colonia. Su mirada se cruzo olvidando lo que ese chico le habia dicho, perdido entre la intensidad de sus ojos y el olor que lo envolvia. Ese día, que su corazon dio un vuelco como nunca antes, cuando sus nervios lo traicionaron y su enorme sonrisa se hizo presente sin poder evitarlo, el día que conoció a su novio un año mayor que él, Vegas.
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Overboard (AU)
DiversosVegas y Pete eran la pareja del momento, desde que se conocieron todos a su alrededor podían sentir la química entre ambos jóvenes; generando una expectativa sin pensarlo mucho. Sin embargo, todos estamos expuestos a tomar decisiones precipitadas...