PETE

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Se encontraba guardando la ropa de Macau en sus pequeños cajones cuando abrió el último del mueble a un lado de la cama de su hijo.

-Casi olvidaba que estaban aqui- dijo en voz baja sacando un viejo album de fotos y uno más nuevo.

El primero era el suyo, el qué había tomado de su casa, donde tenia varios recuerdos de su niñez, con su familia y algunos amigos que hoy en día ni sabia donde estaban. Reviso página por página sintiéndose nostálgico por no ser capaz y volver a comunicarse con su padre aunque intento llamarlo varias veces. Llego hasta las fotos de Macau de bebé, su niño había crecido muy bien, siempre fuerte y sano.

Llego a las fotos donde finalmente salían los tres, fue todo un cambio para ellos poder llegar a ese punto, trabajaron mucho para hacerlo funcionar después de ese periodo de oscuridad por parte de él y Vegas.

Termino con ese y lo guardo, continuando con el otro, tenia una pasta más dura y algunas hojas con mensajes. Era el álbum de su boda, Tay se lo entrego una semana después del evento, cuando regresaron de su luna de miel.

No podía creer que ya había pasado casi un año de eso, había fotos de todo tipo, serias, graciosas, sin sentido, incluso algunas borrosas qué no veía el punto de conservarlas, pero en fin, eran del recuerdo.

Su corazón se agitó con fuerza al ver cada una de ellas, termino con los ojos algo húmedos, se había puesto sensible.

En ese año pasaron muchas cosas, Macau entro al jardín de niños, para disgusto de Vegas y de su propio hijo, en el mismo donde estaba ese maestro malo. Pete no entendía porque tanta posesividad de parte de esos dos si sabían que él solo tenia ojos para ellos.

Pete había iniciado su último año escolar, haciendo sus últimas prácticas en jardines diferentes y aprovechando el día para hacer horas de servicio social. De esa manera podía terminar todo al mismo tiempo.

El negocio de Vegas habia prosperado bien, al inicio con altas y bajas, no le preocupaba mucho, seguía a cargo de la empresa de su padre. Con los meses se habían hecho de un nombre entre viajeros, haciendo uso de plataformas y otros medios en línea, se ganaron la preferencia de personas que solo van de paso y ven complicado cumplir con todas las condiciones de los hoteles. Eso los llevo a tener el último par de meses llenas sus reservaciones. Dando las ganancias y frutos para recuperar gran parte de lo invertido, con un futuro prometedor según su esposo.

-Me siento cansado- Pete soltó un suspiro volviendo a guardar el segundo album en ese cajón para continuar con su tarea de guardar la ropa limpia.

Termino sus ocupaciones en la habitación de su hijo para continuar con la de ellos. Colgaba cuidadosamente los trajes de Vegas cuando escucho los pies corriendo por el pasillo hasta sentir un abrazo en sus piernas.

-No, no quielo papi, dile que no- el pequeño se aferraba cin fuerza a su cintura.

-No es porque quieras Macau, debes tomar la medicina- escucho la voz de su esposo.

-A ver.. Me prometiste que tomarías tu medicina. ¿Quieres inyecciones?- pregunto Pete bajando hasta quedar a su altura.

-No... duelen- su pequeño hizo un puchero.

-Entonces solo tomate el vasito mi amor. Ya casi terminamos ¿Si?- Lo abrazo para llenarlo de besitos en sus mejillas- ¿Por papi?-

-Mhhh... bien ¿Pastel?- le pregunto su pequeño jugando con sus manos.

-Si, papá Vegas te dará un trocito de pastel después de que te la tomes- beso su naricita antes de soltarlo.

-Eres un niño tramposo, pudiste pedirme a mi pastel- le recriminó Vegas cuando le dio el jarabe- Pero no, primero viene a llorar por cariños con su papi-

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