PETE

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-Me siento extraño- comentó al aire sentándose en la sala de su casa.

-Son los nervios, es normal- le respondió su amigo dejando las tazas con café en la mesa de centro.

-No se como organizaste esto tan rapido. Deberías dedicarte a hacer eventos- le dijo con una sonrisa.

-No, Kim se muere si dejo de ser el diseñador de la tienda. Además... tuve cinco meses para organizarla, es casi lo mismo que tarde con la mía- respondió tranquilo.

-¿En verdad no estas muy cansado?- pregunto Pete acariciando suavemente el vientre de su amigo.

-Nah.. este niño se porta muy bien conmigo. Tu boda esta lista, en una semana serás el señor de esta casa- le dijo bebiendo un poco de su café.

-No se de donde sacaste tiempo para ayudarme en eso, pero gracias Tay-

Entre los dos habían encontrado la forma de organizar tan rápido la boda, aunque en realidad Tay hizo todo mientras Pete sólo decía si o no a las opciones.

Aquí estaban en un viernes relajandose para revisar los últimos detalles. Macau estaba jugando en el suelo.

-¿Qué opinas de la luna de miel? ¿Te gusto el resort?- le pregunto su amigo.

-Es muy lindo, nunca encontraría algo así por mi cuenta. Tienes buenos contactos. ¿De verdad pueden cuidar ustedes dos de Macau?- le preocupación era sincera.

-Claro que sí, soy el tío favorito. Además solo son cinco días, por suerte pude agendarlo en tus vacaciones de la escuela-

-Creo que Vegas y yo nunca hemos pasado un tiempo así a solas- comentó Pete pensativo.

-Es una buena oportunidad. Espero que regreses de esa luna de miel con un nuevo sobrino para mi- le dijo en forma de broma.

-Aunque sería lindo, es mejor que no... recuerda que aun me falta un año de escuela y prácticas. Me volvería loco- Pete soltó un suspiro.

Terminaron de revisar otros puntos como los lugares en las mesas de invitados y donde quedarían los regalos, dulces y una fuente de chocolate.

Pete sólo quería una ceremonia reservada y pequeña pero su amigo se había pasado un poco de eso. Era necesario, según su opinión.

-¿Le mandaste una a él?- pregunto Pete en voz baja.

-Si, deje la invitación en el buzón del departamento. Estaba con más recibos así que para este punto ya debió verla- le respondió en el mismo tono.

-¿Crees que papá quiera venir?-pregunto jugando con sus manos.

-No lo se, ya pasó mucho tiempo y nunca se puso en contacto contigo, pero supongo que aun pueden suceder cosas inesperadas- su amigo tomó una de sus manos en señal de apoyo- relajate, las personas correctas estarán ahí para felicitarte, eso es lo que importa-

El tiempo paso rápido, ultima semana de prácticas y listo. El fin de semana llego más rápido de lo esperado, se sentía nervioso, ansioso, emocionado y preocupado, todo al mismo tiempo.

Era domingo, el día especial. Se levantaron muy temprano para desayunar los tres juntos, después su querido prometido fue sacado cruelmente de su propia casa para tenerlos separados y no verse hasta la ceremonia.

-Yo me haré cargo- Tay le había diseñado su traje de novio, en color blanco con ligeras vistas azul pastel en los puños y orilla del saco, sutiles pero ahí estaban.
Su pequeño Macau iba vestido idéntico a él. Termino de vestir a ambos para proceder con el cabello y maquillaje.

-En verdad creo que deberías dedicarte a producir novios y novias. Eres increíble- se veía en el espejo a ratos mientras era atendido por su amigo.

-Quizás agreguemos ese servicio a la tienda, ahora que lo pienso, nos iría muy bien. Tu seras mi primer demostracion- le dijo divertido terminando de aplicar fijador en spray en todo el rostro.

-¿Mi niño?- pregunto Pete aun con los ojos cerrados esperando a que se secara todo.

-Tranquilo, ya estoy en eso, Macau se porta muy bien. Se queda quieto y deja que el tío Tay lo peine- escuchaba de fondo las risas de su pequeño.

-¿Ya?- pregunto Pete después de unos minutos.

-Listo, abre- sintió las manos de su amigo en sus hombros mientras abría sus ojos y se miraba al espejo- Hermoso, si. Hice bien mi trabajo-

Pete sintió un revuelo en su estómago, sabia que era el mismo, se reconocía a él mismo pero por alguna razón, se sentía cohibido, sin duda pasaría como uno de esos modelos de revista. Pero solo era un simple chico mortal, la ropa y el arreglo adecuado hacia maravillas. Se giro para abrazar a su amigo con fuerza dando las gracias una y otra vez.

-Papi.. muy bonito- se giro ahora a ver a su pequeño, se veía lindo también en ese traje versión pequeño idéntico al suyo, pulcramente peinado también y con un moñito azul pastel en su cuello, eso era lo que los diferenciaba en la vestimenta.

-Tu también te ves muy guapo mi cielo, dale las gracias al tío Tay- el pequeño se lanzó a abrazarlo también.

-Bien, vámonos-

Subieron al auto de Vegas, que habían dejado en esa casa a propósito para decorarlo solo con un arreglo floral en las puertas. Quien los esperaba para manejar era Tawan.

-¿Donde esta el pequeño?- le pregunto sorprendido Pete al verlo solo manejando.

-Se quedo con los hombrecitos, dijo que quería estar con los papás. Ken dijo que estaba bien, que el lo cuidaba-

Manejaron entre comentarios emocionados y ejercicios de respiración para relajarlo.

Llegando a un salón de eventos completamente cerrado, no querían jardín ya qué los niños podían ensuciarse demasiado fácil.

Primero bajaron los demás para revisar si Vegas ya estaba ahí, dejando a Pete sólo dentro del auto con los nervios al límite.

-Tranquilo, respira. Esta bien, estarás bien. Todo saldrá bien- se repetía una y otra vez con los ojos cerrados.

Un momento después la puerta del auto se abrió pero sin dejar ver a nadie, solo el pasillo de entrada. Se acerco para salir y cuando puso un pie afuera, una mano se extendió frente a él. La tomo aun con su mirada en el suelo de los nervios, para después salir por completo del auto y levantar la vista.

-Brillas tanto, hermoso-Pete casi se desmaya al ver a Vegas con ese traje negro, se veía realmente guapo y su cabello peinado hacia atrás, lo hacía verse incluso un poco más grande, dándole un aire más maduro y serio.

-Te ves... muy bien- fue todo lo que pudo decir sin dejar de verlo.

-Vamos, nos esperan- con una sonrisa Pete giro su cabeza hacía el frente. Sintiendo como Vegas entrelazaba sus brazos y tomaba su mano en esa posición caminando todo el pasillo hasta la mesa decorada donde se encontraba el juez.

Leyeron cada uno sus votos, intercambiaron anillos, para después en cuestión de minutos firmaran sus actas y fueran declarados oficialmente un matrimonio bajo la ley.

Un pequeño beso para después ser separados por el pequeño Macau entregando un ramo de rosas azules a su papi.

Después de eso incio la cena. Pete se sentía tan emocionado, feliz, su corazón parecía que explotaria de lo rápido qué latía en su pecho. Se sentia triste de saber que su padre no había ido a ese día tan importante pero no iba a arruinar la boda con eso, las personas que lo apoyaron siempre ahí estaban y eso era lo que importaba, incluso el padre de Vegas estaba ahí, así que sí. Ese momento de felicidad era todo lo que necesitaba y nada en el mundo se lo arrebataria.

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