Cap. 21

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   Los nervios eran notorios en Alba, que miraba una y otra vez la puerta de entrada de la estación de trenes, su viaje duro alrededor de dos horas las suficientes, en dónde se pudo entretener con un libro que su Madre le dio, para cuando estuviera sin hacer nada, en eso la pelirroja era muy feliz al leer; es uno de sus tantos pasatiempos, porque el primero lo gana su caballo Müller.

Eso la hizo sonreír, porque al mirar su reloj de muñeca, sintió algo de impaciencia; pero debía esperar, es seguro que su amiga Olivia tuvo un retraso en su trabajo o eso pensó; antes de cerrar el libro que tenía en sus manos, la figura de su amiga apareció frente a ella, descubriendo su vestimenta de trabajo lo supo por su falda negra, camisa manga larga blanca, unido a su chaleco de color amarillo con el logo de la empresa o eso imagino Alba, antes de colocarse de pie y recibir el abrazo de su parte.

Fue inevitable no oír su voz de alegría, tanto que ella se sintió más tranquila de volver a verla.


—¡Alba por fin! — dijo, luego de separarse.


—Sí... algo así, pero no fue fácil. Ya conoces a mis Padres. — Respondió; al torcer un poco sus labios en forma de corazón.


—Créeme que lo sé amiga, además vamos a llevarte, al lugar donde vivirás; porque está haciendo frío. — gesticulo, al tocarse sus hombros; acto que hizo reír a Alba.


—Por supuesto vamos. — fue todo lo que añadió, al tomar su maleta que muchos la miraban al ella pasar.


Cuando hubieron salido de la estación, Olivia se encargó de buscar el taxi que la trajo le tomo un minuto; para después ambas entrar y comenzar su diálogo de todo lo que hizo Alba, durante el viaje corto que tuvo; allí por momentos la pelirroja miraba desde su ventana las calles de la capital como sus edificios inmensos, todo lo que veía le parecía increíble, que no dejaba de decir la palabra (Wao); era inherente; eso le trajo viejos recuerdos a Olivia cuando le tocó por primera vez venir, solo que la vida en la ciudad es muy distinta a la del campo y lo pudo presenciar en su primer día de trabajo, trago grueso de solo recordarlo.

De igual modo, Alba estaba emocionada, solo que al girar su rostro para ver a su amiga; pudo darse cuenta de la seriedad, que empleaba ella, eso la hizo fruncir el ceño; al mirar que el taxi se detuvo en un semáforo en rojo.


—¿Qué sucede? — pregunto, mientras la castaña la observó respirando por lo bajo.


—Nada... solo pensando en trabajo Alba. — simplificó, pero la pelirroja la conocía demasiado bien.


—Eso no me lo creo Olivia, así que la sinceridad debe prevalecer. — aconsejó, dejando que la castaña se mordiera el labio inferior.


—Es cierto. A ti , no te puedo mentir Alba. — agrego, recordando los viejos tiempos.


La sonrisa que le dio ella, fue el incentivo para hablar.


—El problema es... que debemos ser fuertes en este lugar; la gentileza es sustituida por la malicia u oportunismo para lograr ascender por encima de los demás. —explico, reconociendo su amiga que tiene razón.


—Ya veo el problema amiga. — añadió, antes de mirar que el auto se detuvo en un pequeño edificio.

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