Cap. 30

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   Eran las 3:00 pm, y el trabajo que poseía Darío le era increíble por la acumulación de archivos, aunque su eficiencia era grandiosa para la misma empresa, algo lo mantenía aislado de todos los documentos que tenía, sobre su escritorio de cristal; bufo por lo bajo deteniendo su mano al firma una embarcación con destino a Venezuela, que le ha resultado la unión que han recibido y con ello poder importar las telas, para cada tienda que compra o vende en distintas franquicias del mismo país.

Se mantuvo un momento mirando a la nada, sintiendo que el espacio de su oficina era muy grande para su gusto; dejando que su mente le traiga recuerdos de la noche pasada y como fue salvado por ella... la misma, que ha robado como mentido a dos empresas importantes en todo Londres; de inmediato negó por inercia reconociendo, algo diferente en esos ojos verdes tan llenos de vida, que no se parecen a aquellos opacos; donde siempre vio y le dio la impresión que le faltaban existencia.


— ¿Algo está pasando aquí? Y lo voy averiguar. —Demando en voz alta, desde su lugar, tocando a la vez su mentón.


De pronto la puerta de la oficina fue tocada, sus ojos celeste fueron a parar en la mujer que venía con otros documentos, logrando que haga una mueca de desagrado, ante miles de trabajos más, por ahora no deseaba seguir laborando, algo dentro de su pecho le decía que buscara a esa chica, que al parecer está secuestrada, sin motivo aparente.

Los pasos de su asistente fueron rápidos y más al entregar otras cinco carpetas que él, mando a dejarlas con las demás que estaban apiladas y esperando ser recibidas devuelta por Denisse.


— ¿Todo en orden joven Darío?


—Bien... solo quiero que pare un momento la documentación, mi mente necesita descanso Denisse. —Se quejó, logrando una sonrisa de parte de ella.


—Entiendo; pero lastimosamente esto es una Organización grande y por ende los deberes sobran y se acumulan, sin esperarlos. —Aconsejo, pero su jefe se recostó en el respaldo del asiento tocando su frente.


—Tienes razón Denisse, pero hoy no pienso estar; voy a resolver un asunto personal es posible que termine lo demás mañana. —Agrego; con su semblante serio, dejando pensativa a su asistente.


—Entonces; cancelo su agenda de hoy. —Indico, para sacar su teléfono y colocar en su agenda electrónica, que por hoy se cerraba.


—Sí. Eso es todo, nos veremos mañana Denisse. —Finalizo la conversación, lo cual acato para dar media vuelta y retirarse de su oficina, cerrando la puerta.


Para cuando volvió a quedar solo, Darío decidió tomar su teléfono y realizar una llamada la única, que lo sacará de duda para proceder con la búsqueda de ella; no sabe porque su mente está trabajando de esa forma, pero dentro de su corazón algo le dice que ella es inocente. De manera; que al pasar el segundo timbre, la llamada entro en curso; poniéndose de pie para contestar.


— ¡Dime! que has podido conseguir la información que te pedí.

La voz grave del otro lado, acato su orden.


—Si señor... solo que debemos vernos personalmente y así exponerle las evidencias.

Magnate X Magnate 💼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora