Cap. 31

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— ¿Y bien estoy esperando? —Recalco, volviendo a tomar de su vaso el licor.

    Un suspiro salió de los labios de Alba, antes de responder.

—Señor Cook. Hubo un accidente y por ello todo quedo sucio, no se preocupe limpiare todo…

—Calla. —Grito, dejando que la pelirroja, de un respingo por su ruda voz.

    Se encargó de ver todo el desastre que había; luego termino de ver a Betania que se mantuvo en su posición esperando alguna orden, es por ello que la ejecuto.

—Betania, déjame solo con la Usurpadora. —Indico, pero la señora negó levemente.

—Señor…

—He dicho que te vayas. —Interrumpió a Betania, que no dudo en obedecer dejándolos solos en la amplia sala.

   Los nervios que sintió Alba iban en aumento, pero jamás pensó como la mano de él tomaría su brazo y apretándolo a la vez; logró que salga un chillido de sus labios, pero que al morder los mismos trato de frenarlos; en vista que ella no objetaba la jalo hacia su cuerpo; importándole poco llenarse del hollín de la chimenea.


—No pienso creerte Vega, es mejor que plantees otra excusa, que me pueda convencer; ya que esta es inútil como tú. —Ofendió con saña, dejando que ella mire sus ojos azules, que solo le trasmiten es dolor.

—No soy eso, que dice señor.

—Claro que lo eres. —Bufo, sujetándola con rabia.

     Las acción que realizaba Izan sobre ella, era una manera de poder sacar el odio que le siente y como al ver sus ojos verdes; no dejan de verse brillosos como llenos de esperanza, por un instante apretó la mandíbula acercando más su rostro, al de ella que lo tenía sucio.

— ¡Intenta convencerme entonces! —Alego el rubio, al empujarla con rudeza sobre uno de los sillones de la sala.

—Dios… es usted un animal. —se quejó tocando su brazo izquierdo que apenas vio algo de marcas, por como apretó su piel.

—Soy más que eso y en la cama, te lo puedo probar linda. —Añadió con prepotencia, dejando que ella trague en seco por sus palabras.

—Ni se le ocurra tocarme. —se defendió, pero una sonrisa socarrona de los labios de Izan, fue la respuesta que ello no previo.

—Ya lo puedo hacer Vega, estas en mi casa por ende mis reglas; así que esa coraza de no seducción; pronto será rota cuando te haga mía. —declaro; al tocar su mentón con suficiencia, para luego beber del vaso su contenido ambarino.

   El miedo atenazo cada fibra del cuerpo de Alba, pero al irse de la sala ella pudo respirar mejor; como buscar limpiarse la cara y eso hizo, por suerte la señora Betania le enseño el baño de servicio, como también donde guardan todo los implementos de higiene, que son necesarios para limpiar, se tomó alrededor de una hora lavar su cuerpo y rostro; para después llegar nuevamente a la sala y comenzar a barrer. Luego de terminar, sacando todo el sucio de la chimenea, aunque le costó la primera vez.

   Para cuando pasaron dos horas, ella pudo dejar la zona afectada muy reluciente tanto; que sonrió de gusto por haber logrado con éxito su trabajo, a pesar de hacerle daño ese polvo, pero no previo que la señora Betania apareciera mirando todo y después cruzar miradas con ella.

—Listo señora. —Hablo, para romper el hielo Alba.

—Hummmm… no está mal, espero logres sobrevivir tu estadía aquí. —Curvo una sonrisa amarga, que no le llego a los ojos.

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