— ¡No puede hacer! — fue todo lo que mencionó; antes de ver cómo ese hombre la rodeaba, sin quitarle los ojos de encima.
Para la mente de Alba, solo podía existir era el peligro y más ante el hombre de ojos azules, que no dejaba de mirarla con extremo odio, tanto así que trago en seco y rogó a Dios, que esa persona entrará en razón, la angustia y temor solo eran poco a comparación de la situación que estaba siendo sometida, con las esposas, aún detrás de su espalda buscaba forcejar; pero las punzadas que se daba le hicieron dar una mueca de molestia.
—No hagas eso, porque seguirás lastimándote Vega. —comento, mirándola fijamente y ella negar.
—Déjeme ir... yo no soy ella. — dijo ya algo molesta, sentía que confundirla con otra persona, estaba rebasando su límite.
La mirada de Izan se oscureció por la irá, que se aproximó a su cuerpo tomando su cabello pelirrojo con algo de dureza; logrando que ella se queje, por el dolor; como jalarlo hacia atrás; mientras él acercar su rostro quedando muy cerca de sus labios esos mismo, que odia recordar cómo los adoraba y lo que pidiera de su boca se lo cumplía, al momento decidió alejar esos pensamientos concentrándose en el ahora.
—Claro que lo eres. Así que vete acostumbrando, a la idea que tú estadía será un infierno, pagarás aquí, el haber robado a mi familia y sobretodo engañarme diciendo que me amabas. — puntualizó cada palabra, logrando que ella suelte una leve lágrima por la fuerza que estaba ejerciendo.
—Suélteme por favor...
Muy a su pesar la soltó, pero descubrió que los ojos de ella, estaban a punto de llorar; eso le hizo apretar los puños odiando que lo haga, porque ninguna lágrima hará que se detenga, pagará y disfrutará él mismo poder vengarse.
—Esto es poco con lo que te espera Vega; así que espero disfrutes dormir. —argumento con una sonrisa socarrona, pero la mirada de Alba estaba en sus piernas.
Al momento que dio media vuelta, pudo tomar el pomo de la puerta, que no pensó que la voz de ella lo hizo tensarse en su posición.
—Señor se está equivocando de persona. —manifestó en un leve susurro, que logro oír Izan.
No espero más tiempo y se retiró, dejándola sola en esa habitación que al estar de regreso, se topo con su mano derecha Sánchez, que lo miraba sin emitir ninguna palabra, así que mantuvo su coraza como el jefe que era y se decidió a darle una orden que debía cumplir.
—Sánchez necesito que investigues más de ella, busca donde se hospedaba y ¿Quienes están con ella trabajando?; es seguro que no esté sola. — expuso su orden, logrando un asentimiento del trigueño.
—Si señor.
Decidió seguir su camino, miro su reloj y era hora de visitar a sus Padres para ver cómo amaneció su hermanita; la única que le hace sentir feliz y no dejará que nadie la lastimé, menos la mujer que tiene cautiva. Luego, de bajar las escalera, pudo observar como su casa estaba impecable, ya le daría mejor pago al ama de llaves, así como al mayordomo, como también a tres personas de servicio que con la primera se encargaban de dejar el área limpia.
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Magnate X Magnate 💼
RomanceLa palabra Magnate algunos la describen de la siguiente forma: Un individuo rico, poderoso y de gran cargo. Esos serían los puntos a favor de conocer a alguien en el medio industrial ¡Suena maravilloso!; pero resulta que mi historia no comienza...