Cap. 37

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   El tan anhelado día siguiente llego, lo pudo sentir Alba al levantarse temprano, hoy le toco lavar trastes por los preparativos del desayuno, unido con el almuerzo siendo el chef preciso en la cantidad de comida, que se debía servir, se esmeró en lavar todo utensilio, usando los guantes la señora morena que tiene por nombre Lola, se encontraba pelando un saco de patatas, que eran para un grandioso guiso que iban a realizar o eso le dijo el gran chef Paulo, al ser italiano su mente culinaria era de envidiar, claro en el buen sentido. Pensó por un momento, antes de ser interrumpidos por la presencia de la Sra. Betania.


— ¿Cómo va todo Paulo? —ordeno de forma tajante, pasándose por la isla de la cocina.

— ¡Sin novedad! vamos por buen camino, además es seguro que tengamos listo el almuerzo, para las visitas del sr. Izan. —respondió con alegría, sin quitarle el ojo al sartén que estaba gratiniando una carne.

—Perfecto nada debe quedar mal, la familia Cook viene y debe quedar todo esplendido. —Anuncio, y las tres personas se quedaron viéndola.

    En la mente de la pelirroja, solo quería era irse no esperaba más, para sentir tocar la libertad en sus manos, en cambio le tocaba esperar de algún modo; solo respiro hondo volviendo a colocar los platos en orden en el lavavajillas era necesario, para evitar los gérmenes sigan en dichos platos y más en la cocina, fue algo que aprendió estando trabajando las primeras semanas.

   Apenas da por terminado su trabajo, la señora Betania la detiene, antes de pasar por la puerta; que es un vaivén y debe cuidarse el rostro de cualquier golpe involuntario de la misma, se gira para mirarla, que se acerca sin titubear.

— ¡Usurpadora! No puedes irte tan pronto, el sr. Cook quiere verte, está en su despacho, así que ve directo para que sigas con las funciones, te toca lavar baños, todos los de la casa; antes de llegar las visitas. —zanjo con altanería, mientras ella acepto la orden encomendada.

—Sí señora. — susurro por lo bajo, para después dar media vuelta y retirarse del área de cocina.

    Con pasos algo dudosos, pero que después al dar una respiración profunda, pudo calmar una parte de su acelerado corazón; ya que el jefe no era santo de su devoción y más por esa noche, en donde casi la termina matando de un estrangulamiento, para Alba era un hombre sin corazón o piedad, ansiaba cuanto antes poder huir de esa mansión, en tres minutos llego a su destino encontrando la puerta cerrada, al momento elevo su mano derecha, y sin pensarlo mucho toco dos veces, obteniendo un pase del otro lado, que ella misma abrió la puerta doble y la cerro detrás de su cuerpo, al estar en el despacho.

   Al principio se encargó de ver todo el espacio, un gran escritorio central de madera pulida, en el lateral izquierdo un mini bar de licor de todas las clases, en el derecho unos archiveros más cuadros que decoraban con un matiz en blanco y negro, como los del resto de la casa y por último; pero no menos importante una biblioteca detrás del asiento del dueño de la casa, que se encuentra mirando sus papeles, pero que al ver quien lo visita, enfoca sus ojos azules sobre su persona.

—Toma asiento. — da una orden, con su rostro completamente serio.

   Enseguida ella obedece, sentándose en una de las sillas del lado derecho, su uniforme de sirvienta es menos indecoroso que el anterior, ahora es una falda tuvo en negro, junto a una camisa manga corta en color vinotinto, finalizando con unas medias negras en la parte de abajo y sus zapatos del mismo color bajos; para trabajar con mayor comodidad, por lo que junto sus manos en el regazo y fijo la vista en su jefe ese que ella desea lejos de su vida.

   El silencio los arropo a ambos, pero Izan no dejaba de mirarla, algo dentro de su ser, le pide reclamarla como suya; pero niega al recordar las palabras de su mano derecha; que por los momentos está en una celda en las afuera del jardín un lugar que mando hacer, para que los traidores fueran torturados hasta sacarles la verdad y después ser llevados a la cárcel, jamás busca matar personas; pero si las obliga a pedir su muerte por los golpes que reciben, allí se encuentra Sánchez el hombre que creyó serle fiel, pero que ahora pone en duda, al darle cierta información que lo puso a dudar de la mujer, que tiene cautiva la misma que sus ojos no dejan de taladrarla.

Magnate X Magnate 💼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora