Cap. 35

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En el espacioso dormitorio de un elegante departamento, se encontraba sentado en el extremo derecho de su cama decorada con sabanas en color marrón, Darío Price con las manos juntas y flexionado su cuerpo con los codos en sus muslos mirando en un solo punto de la habitación y era su celular, que estaba descansando en su mesa de noche; sin novedades aún, por momentos tocaba su mandíbula, para tratar de guardar la ansiedad de ir a buscarla, pero debía esperar la señal de Gómez por parte del guardaespaldas de Izan.

  Se mantuvo, en esa posición por cinco minutos más, hasta que decidió salir para pasarse por el apartamento, ese en donde sufrió el altercado con Vega Hill, apenas ingreso a su sala con el decorado exquisito de muebles negros de dos plazas, una mesa central de cristal y al fondo una chimenea eléctrica que la señora de servicio encendió, para dejar un ambiente un poco más cálido, la época está cambiando y con ello el clima frio pronto va ir predominando, porque pensó que debería encargarse de lo que necesite ella, es seguro que no tenga la ropa adecuada para pasar el frio. Pensó Darío, antes de ver la foto de su familia.

—Rayos… lo que se viene no es fácil familia, pero ustedes deben conocer la verdad y lo haré estando ella conmigo. — hablo por lo bajo, colocando el portarretratos en una de las repisas hechas, por mármol blanco e impoluto.

  En las horas siguientes; se mantuvo dando órdenes específicas, de cómo llevar a Olivia Cott a un mejor lugar donde vivir, se dio cuenta que el barrio de ese edificio es muy conflictivo y es seguro que puedan estar en peligro, de cualquier forma, así que el día de mañana estaría mudándose a otro apartamento más cerca de la ciudad, para que ambas puedan trabajar y usar cualquier medio de transporte.

   Por otro lado, el castaño hablo con su asistente Ortencia y le comunico que había llegado a la provincia de Hackney, que pronto le tendría noticias al ella regresar, mientras estuviera tranquilo se encargaría de todo como le fue ordenado; con esas palabras pudo curvar una sonrisa de gusto, dejando un problema menos solo faltaba era buscar a Alba, tenían solo un día y casi 24 horas, para que pueda ser libre.

   Respiro por lo bajo y se encamino de nuevo a su dormitorio, se fue quitando el saco, la corbata, soltando los gemelos de su camisa y terminando con el pantalón negro que dejo en el mismo sillón en el que antes estaba sentado, ordeno la ropa que se quitó; para después encaminarse al baño tomaría una ducha, apenas entra se topa con el inmenso vidrio en forma rectangular y cerámica de color blanco y gris para ver la bañera con forma redonda y elegante, más una ducha con cristales que la recubren, trono su cuello al moverlo y se quitó el bóxer en el camino, para dejarlo en el cesto de ropa, junto al armario de toallas que tomo uno para dejarlo en una base de metal que puede ser colgado cualquier cosa.

   Ya estando adentro de la ducha, abrió el grifo con forma de agua en lluvia, ajusto la temperatura en este caso caliente para relajar sus músculos que siente tenso por un día lleno de trabajo; como la mente realizar múltiples cosas, se dispone a lavar su cuerpo con parsimonia, dejando que las extremidades se relajen y suelte un gruñido involuntario, cuando se hubo limpiado, se quedó más tiempo colocando las manos sobre la cerámica en color gris y la cabeza gacha, dejando que el agua recorra su cuerpo, pero su mente no dejaba de imaginarla.

   Para la mente de Darío le era difícil olvidar esos labios, los que solo probo una vez y siente que necesita más; para saciar su ser; al cambio sus ojos verdes tan brillantes y con un fulgor indescifrable, lo tienen perdido; sin nada que le permita mirar a otro lado, porque siempre esos ojos, vuelven a invadir su mente nublando su visión por duro que sea, de solo pensarlo dio un golpe sobre los azulejos de la pared, como morder sus labios, levantando el rostro y fijar sus ojos celestes, sobre su puño sellando una promesa.

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