Capítulo 10

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Días después de la muerte de su padre. Emprendieron su viaje a rocadragón, su madre y Daemon contrajeron matrimonio al estilo Valyria siguiendo las tradiciones de sus ancestros. Sus abuelos estuvieron de acuerdo con esa unión, se pactó entonces un voto de silencio, lo que ocurrió con Ser Laenor Velaryon no había sido más que una tragedia y no un atentado contra la familia real.

La disputa por la corona había comenzado aún y cuando el rey todavía respiraba. A la princesa heredera le costó trabajo alejarse de todo y cuánto amaba en desembarco del rey, su padre y sus hermanos.

Su posición en la Corte se vio afectada ligeramente, iba y volvía volando en Syrax a lado de Daemon, el rey se había molestado con ellos pero pronto la resignación llegó a él, era algo que simplemente estaba destinado a ser. Ella misma se había dado cuenta de eso, la devoción con la que ambos se miraban y la forma en que interactuaban siempre en busca del contacto físico del otro era cautivador para cualquiera que mirará. Se amaban, era tan sencillo como eso.

Su madre no les permitió volver, ella no protestó ante eso, no tenía deseos de hacerlo al menos en ese momento. Su hermano Jace había sido el más insistente en cuanto a sus deseos por volver a desembarco del rey, ella sabía bien porqué, pero no había nada que hiciera cambiar a su madre de opinión, los estaban preparando para lo que se avecinaba.

Con el paso del tiempo se volvió dura, más fría y aunque todavía no le robaban su sonrisa, ya no era la misma de antes. Por las noches las pesadillas sucumbían y lloraba, se despertaba gritando con fuerza, las primeras veces su madre, Daemon y los guardias fueron quiénes irrumpieron su habitación, tiempo después cuando se acostumbraron a ello, sólo fue su madre y de vez en cuando Daemon. Aunque a veces si tenía suerte soñaba con sus padres y entonces todo era más ligero.

El esposo de su madre, la acondicionó a un buen entrenamiento junto a sus hermanos, no la dejaba respirar ni una sola vez. La hacía mantener sus sentidos alerta; se había vuelto más diestra con la espada aunque el arco seguía siendo su favorito, Baela era muy buena con las dagas gemelas y usaba ambas al momento de atacar, Rhaena por su parte era experta con la lanza y con las bolas de metal puntiagudas, como las que usaba Ser Criston.

-Mis hijos no serán unos idiotas que no se saben defender. - solía decirles. - Cuando vuelvan, no quiero tener que estar vigilando a cada momento que no los hayan matado. Tendremos muchas cosas más importantes que hacer.

Compartía cartas con Helaena, su madre se encargaba personalmente de entregárselas junto a las de Jace. La decisión se había tomado, los príncipes no podían abandonar rocadragón por protección, pero la sangre de dragón era caótica e inestable, puedes intentar amarrar al dragón y verás cómo funde las cadenas con su fuego.

-Les dije que quería ver a Arra, y me quedaré aquí. Díselo a mi madre.

-Tú niñita tonta harás lo que yo te diga o te amarraré las manos.

-¡Daemon, tío canalla no se te ocurra!

Con 14 días del nombre escapó al frío del norte. Claro que le costó un regaño enorme, su madre se había puesto histérica. Daemon la había estado sermoneando, pero ella solo podía pensar en la cena del día, hacer un viaje al norte era largo y se moría de hambre.

Después de la tercera vez que lo hizo, su madre tuvo que aceptar que Laena haría lo que quisiera y en su desdén por las reglas comenzó a arrastrar a Jace con ella, iban y volvían del norte aunque no con regularidad, sus entrenamientos eran extensos y Daemon no les perdonaba un fallo, así se quedarán hasta el anochecer entrenando.

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Hurricane || Aegon Targaryen || Laenaerys Velaryon  💖🐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora