Capítulo 35

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Nota de autor.

Es muy grato hacerles saber que conocí a Tom (aka nuestro Aegon) y a Ewan (aka nuestro Aemond). La mejor experiencia de mi vida. Los abrace, conversamos y obtuve una foto y un autógrafo.
Me sentí muy inspirada después de esto, lo que es maravilloso porqué estamos llegando a los capítulos que tanto deseaba y que nos dirigen al final de esta historia.

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— ¿Qué sientes? — le preguntó con voz gruesa.

Laena contempló la habitación, los ladrillos se alzaban sobre ella como torres altas de las que no había un inicio ni un final, como el cielo nocturno, el techo era alto y oscuro, como si no hubiese nada en él.

— Siento — sus ojos se llenaban de lágrimas —. No se que siento.

— No… ¿Qué sientes cuando lo recuerdas? ¿cuando recuerdas que es tu culpa? Es la sangre en tus manos Laena — respondió.

Sus ojos se veían cansados, el cabello rizado le caía por encima de los hombros y la veía con tanto odio que sentía como sus pulmones se apretaban dentro de ella, como si el aire le faltara como si su aliento estuviera comprimido, obligado a mantenerse en su boca.

— Todo es tu culpa…

Pero esa voz no era de Harwin, era de una mujer. Fría, áspera y se sentía como un suspiro sobre su cuello, la hizo girar para mirar detrás de ella pero no vio nada.

— El fuego está por comenzar, no puedes detenerlo. Nunca podrás, no se puede — le avisó, esa era la voz de Harwin, llena de temor. La veía con desesperación.

Laena nego con los ojos llenos de lágrimas.

— Quiero quedarme contigo — su voz no era más que un murmullo infantil.

— Aún no has terminado de perder lo que amas. No te puedo defender, no estoy ahí Laena, no puedo... nada puede — los gritos comenzaron, eran suyos y de él.
El humo apareció como fuego de dragón subiendo desde el suelo de madera hacia ellos, enroscándose a su cuerpo —. ¡Laena, Laena! ¡Cuidado!

Una rafaga de fuego la envolvió; movió sus brazos con brusquedad. Sentía el ardor desde la punta de sus pies hasta sus manos. Se golpeó fuerte con la pared, tratando de llegar a la puerta.

— ¡No, no! — gritaba.

Sintió la presión sobre sus muñecas, sentía una humedad impregnada que se evaporaba con el calor que emanaba de su ser.

— ¡Laena, Laena!

Aegon se había despertado porque Laena no dejaba de moverse, intentó hacerla despertar con suaves caricias pero podía sentir como su piel ardía y tan solo un segundo después los gritos comenzaron sin cesar. Como si sufriera, como si dentro de ella todo doliera. Un miedo frío le atravesó el cuerpo, la había presionado con brusquedad pero no salía del trance.

— Por favor Laena,estoy aquí, despierta — pidió suplicante.

Aegon había calmado sus pesadillas antes, pero aquello parecía más grande que un sueño espantoso, sufría. Le aterrorizaba ver la forma en que su cuerpo se movía con dolor en la cama, como se retorcía en un inutil intento de escapar de lo que fuese que la atormentara.

Hurricane || Aegon Targaryen || Laenaerys Velaryon  💖🐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora