Hurricane || Aegon Targaryen || Laenaerys Velaryon 💖🐉

Capítulo 11

-¿Lloverá esta semana?- su hermana le miró con el ceño fruncido.

-Sabes que no funciona así Aegon, ¿cómo voy a saber yo eso?

-No sé,- dijo él con una sonrisa ladina-¿No has soñado con lluvia o algo así?

-Aegon. - dijo Helaena con cierta frustración, no pudo evitar reír, después ella también lo hizo. -Lo siento por ti hermano, no he soñado con lluvia.

-Que aburrido es tu don entonces si no puedes saber lo que deseas. -Aegon bufo.

-Los dioses sólo me permiten ver lo que es necesario saber.

Últimamente los días en desembarco del rey eran nublados, pero ni una gota de agua había caído del cielo, a él le gustaba la lluvia y a sunfyre también.

-Ah, ¿ya viste eso Helaena?- su hermana siguió su vista hacia la dama que le sonreía al príncipe descaradamente. -Los dioses también me permiten ver lo necesario. Mi cena, querida hermana.

Helaena lo miró casi inexpresiva, jamás entendería a su hermano. Aegon, simplemente devolvió la sonrisa a la joven y alzó su copa, parecía que se mandaban un tipo de mensaje extraño, Helaena dejó salir un ligero soplido.

Su madre, la reina se percató de que ambos parecían conversar animadamente, Helaena agachó su mirada, él se dio cuenta.

-Eres una idiota- dijo alto, para que su madre escuchará. Aegon se dispuso a levantarse y vació la copa de vino sobre el vestido de su hermana, sabía que lo odiaría por eso. -Deja de ser torpe Helaena, he derramado mi mejor vino en ti.

Rhaenyra miró con atención a sus hermanos, Daemon se llevó su propia copa de vino a los labios con una sonrisa. Sabía que estaba sucediendo, pero de todos modos no le gustaba aquella situación.

-Aegon- su madre lo miró molesta colocando su mano en su brazo. -, Si vas a empezar a perder la compostura vete de una buena vez.

-Me parece excelente, gracias madre. -le sonrió cínicamente con su copa en mano y se fue.

-Ve a cambiar tu vestido, Helaena. La gente te mira. -murmuró su madre, la princesa se levantó apretando los puños y salió por los pasillos.

La princesa heredera pudo ver a sus dos hijos mayores, Laena sostenía a Jace por el brazo, su hijo estaba colorado y no se veía de buen humor.

Jace y Laena habían visto con atención a lo lejos la situación, su madre les miraba con atención mientras negaba con la cabeza, a su hermano poco le importó.

-Lo voy a matar, lo hizo a propósito- dijo Jace, caminando en dirección a dónde Aego se había marchado.

-Jace, - su hermana presionó su brazo con fuerza. -no hagas nada estúpido, por favor.

El rostro de su hermano se relajaba un poco mientras respiraba profundo, aunque su mandíbula seguía tensa.

-Bien- dijo molesto. -Pero no se lo dejaré pasar.

Jace se alejó de ella caminando en otra dirección, lo supo al instante, iba a los aposentos de Helaena.

El coraje que sentía en ese momento era enorme, su tío le caía bien cuando niño, pero no iba a permitir que tratará a Helaena de esa manera nunca más, ella sería su prometida y él la protegería ante todo y todos.

-Príncipe Jacaerys- le saludó Ser Arryk, guardia juramentado de Helaena.

-Requiero unos minutos con la princesa Helaena. -El Ser dudo un momento, pero después llamó a la puerta, la princesa dejó ver su cara.