Hurricane || Aegon Targaryen || Laenaerys Velaryon 💖🐉

Capítulo 19

Cuando despertó la cabeza le dolía muchísimo. Hacía tiempo, sorprendentemente qué no se emborrachaba, cualquier ruido podría hacerle estallar. 

—Finalmente abres los ojos— dijo su madre mirándole. 

—No grites— pidió el príncipe llevando sus manos a su oído. 

Alicent suspiró. 

—¿Se puede saber qué estupidez hiciste? Laena Velaryon, un matrimonio ¿qué estaba pasando por tu cabeza Aegon? — le exigió saber. 

—Madre, de verdad me duele mi cabeza y tu voz es irritante. 

—¡Aegon! — Gritó molesta tomándolo por la barbilla. 

Él se removió hacia atrás, mentiría si no aceptara que su madre aún le provocaba algo en la boca del estómago cuando reaccionaba de aquella manera impulsiva. 

—Ya deberías estar acostumbrada a la decepción cuando se trata de mi, ¿porque siempre tienes que actuar como si esperaras algo diferente? Ya sé que soy tu mayor error, no necesitas decirlo, ahora por favor, vete. 

Alicent lo miró a los ojos y lo soltó de inmediato. Algo dentro de ella se sintió hueco, no era así como miraba a su hijo. No era un error, simplemente Aegon desconocía las razones del porque ella actuaba de la manera en que lo hacía.  

—¿Tanto confías en Rhaenyra? ¿por qué? — Había cierto recelo en el tono de su voz. 

—Madre— Aegon suspiro molesto llevándose las manos a la cara. —Ya no importa, solo acéptalo. Helaena será reina algún día ¿no es lo que querías? uno de tus hijos se sentará en el trono, al menos ella es digna de hacerlo. 

La reina para sorpresa del príncipe guardó silencio, de hecho no había una expresión de furia en su rostro. Se apartó de él y abandonó la habitación.

Aegon buscó la jarra con agua, se sentía sediento y cuando se dio cuenta estaba vacía. Su cabeza empezó a rememorar los sucesos de la noche anterior, “mierda, mierda” murmuró para sí mismo, el enojo nuevamente se fundía en él. 

—¿Sabes lo que hiciste al quedarte callada? — preguntó su padre cuando dejó la habitación de su hijo. 

Alicent dio un respingo, pero ambos siguieron el camino. 

—¿Y negarme ante el rey frente a toda la corte? ¿para que piensen que perdí la cabeza como… como aquella vez? 

—Estoy perdiendo la fé encendida que una vez vi en ti, hija. Es tu hijo al que le roban su derecho de nacimiento, es tu hijo el que morirá. Recuerda mis palabras cuando debas postrarte de rodillas ante Rhaenyra y suplicar misericordia por tus hijos. 

—Helaena será reina algún día— murmuró Alicent, cohibida ante su padre. 

—¿Cómo tu? no creo, solo parira hijos para un bastardo. — Su padre la miraba con desdén.

Tal vez ignoraba que ella había cargado con gran parte de la responsabilidad del reino en los últimos años ante las dolencias del rey. ¿Y cómo podía? si él mismo la había visto actuar, nunca sería suficiente para él, ni siquiera siendo reina. 

— ¿Crees que podrá defender a sus hermanos de Daemon Targaryen? el mismísimo Maegor el cruel renacido, tu hija, débil mental. —Alicent sintió la bilis subir por su garganta. —La pobrecilla no sabe ni siquiera dónde está parada, no sobreviviría y cuando ya no sirva más se deshará de ella, ¿es que no te das cuenta? por eso eligieron a Helaena. 

—¡Basta! — estalló la reina. —Mi hija no es ninguna débil mental, es inteligente, hermosa y lo sabrías si te hubieses detenido un minuto a mirarla realmente. —reprocho— La protegeré de quien sea necesario. — su padre sonrió ladinamente, el cuerpo comenzaba a temblarle de furia. —Puedes no creer en mis palabras, pero mientras viva nadie tocará a mis hijos.