Capítulo 26

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Las personas en desembarco del rey estaban asombradas por la presencia de los hijos y nietos del rey, pues incluso el príncipe Aemond qué nunca abandonaba la fortaleza a menos que fuera en lomos de su dragón se encontraba ahí; no dejaban de murmurar que algo estaba sucediendo pues más personas comenzaban a presentar la fiebre y el príncipe Daemon los había hecho encerrar la noche anterior. 

— Están aquí los hijos y nietos del rey para velar por su pueblo, acérquense — ordenó Ser Criston, quién Laena creía hacía las cosas con molestia en ese momento. 

La muchedumbre se comenzó a arremolinar entre las calles, mientras los príncipes entregaban las canastas de comida y las princesas platicaban con las personas. 

— ¡Benditos sea el rey Viserys y su descendencia! — decían las personas con alegría. 

Laena no pudo evitar sentirse molesta pues tal acción no era de su abuelo, dudaba incluso qué él alguna vez se hubiese interesado por hacer algo así. 

— ¡Benditas sean la reina Alicent y la princesa Rhaenyra por su bondad! — dijo alguien más. 

— ¿Puedo ayudarle en algo princesa? — sonrió Aegon, ella no pudo evitar curvar una pequeña sonrisa, aquel hombre le gustaba y le gustaba muchísimo y lo mejor de eso, es que era de ella, total y completamente de ella y tal vez de sunfyre. 

— Puede ayudarme en muchas cosas que me gustaría, príncipe — dijo Laena en respuesta, aquella mirada juguetona brillo en su esposo — pero aquí no, muchas gracias. 

— Es un placer princesa, sabe donde encontrarme, siempre estoy dispuesto a servirle, solo para eso vivo, mi luna… — le susurró cerca del oído, ella estaba segura que se había sonrojado por lo que evitó alzar su mirada del piso. 

Aegon soltó una pequeña risa mientras se alejaba con dos canastas en su mano, se supondría qué a las personas no les sorprendiera la presencia de Aegon ahí e incluso la de Baela, pero a pesar de ser príncipes de pueblo, ese día iban como príncipes de la corona, con ayuda y no en busca de un servicio o diversión. 

— Muchas gracias príncipe — sonrió una mujer mayor, cuando el Aegon le tendió la canasta y él sonrió. 

Laena sintió aquel golpeteo en su corazón cada vez que su esposo la sorprendía y eso era mucho, cada día, era como si nunca pudiera dejar de enamorarse de él, le encantaba la manera en que Aegon podía ser mejor sin siquiera darse cuenta de que lo era, sabía que si él estaba ahí era por ella, pero no dudaba que aquella bondad en su corazón, pues se la había demostrado de una y mil maneras, esa hermosa imagen se vio interrumpida cuando una conversación llamó su atención. 

— Eres un imbécil — escuchó murmurar a Baela, Aemond puso su ojo en blanco. 

— Tú eres terca y malcriada — respondió este quitándole una canasta de la mano, mientras se la entregaba a un niñita desaliñada. 

Aquella mirada de Aemond sobre su hermana no era normal, había una intensidad diferente, una qué no recordaba haber visto antes, en ninguno de los dos. 


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— ¿Por qué me miras así? — preguntó Aemond con cierta molestia a la niña que no dejaba de verle fijamente, volteo su rostro como si aquello pudiese evitar que mirara el parche en donde debería estar su ojo. 

— Aemond — dijo Baela en voz baja, negando con la cabeza. 

— Oh, yo… yo, perdón — tartamudeo la niña agachando su mirada — Gracias príncipe Aemond, usted es demasiado dulce — dijo la pequeña sonrojándose. 

Hurricane || Aegon Targaryen || Laenaerys Velaryon  💖🐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora