Capítulo 30

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Aegon sentía el frío atravesar el abrigo. Nunca había estado en el norte, sin embargo Sunfyre parecía saber muy bien a dónde debía ir; los primeros rayos del sol le golpearon la cara, agradecía qué su dragón fuera joven pues era más rápido y ágil qué los demás. 

Vamos Sunfyre, busca a Moonlight — dijo palmeando a su dragón. 

La gran bestia dorada comenzó a descender de los cielos, aproximándose a la tierra, rugiendo con fuerza. Vio a las personas correr, seguramente para avisar a su Lord del avistamiento del precioso dragón dorado. 

Bien hecho Sunfyre — murmuró, su dragón inclinó su ala para que pudiera bajar, había salido tan apresurado qué ni siquiera llevaba montura. 

Hombres vestidos de trajes de piel se acercaron a él, venían todos armados con lanzas, espadas y cautelosos de cualquier situación que pudiese suceder. 

— Soy el príncipe Aegon Targaryen, — anunció — hijo del rey y he venido por mi esposa, la princesa Laena. 

Los hombres se voltearon a ver y se rieron, aquella situación le dejó perplejo. 

— Disculpe mi príncipe, ¡guarden silencio idiotas! — gritó el hombre más grande viendo hacia los demás que parloteaban entre sí — pero una vez vino aquí el mismísimo príncipe canalla, Daemon Targaryen y se fue sin nada, esperamos que usted tenga suerte. 

Aegon frunció el ceño, cuando vio las miradas divertidas de los hombres, odiaba ser el objeto de burlas, nada detestaba más que aquello. 

— ¿Me guiará o debo ir solo? Estoy seguro que en el norte saben recibir a un príncipe como es debido — Sunfyre camino hasta su lado, mostrando los colmillos a los norteños, mientras su cola cubría la retaguardia de su jinete. 

— Por supuesto príncipe Aegon, pero me temo que su dragón debe quedarse aquí — respondió el hombre. 

— ¿Dónde está el dragón de mi esposa? — preguntó. 

— La reina blanca siempre se encuentra en la montaña, cuidando de sus huevos — le respondió el otro. 

Ve, busca a Moonlight y quédate con ella — ordenó a su dragón, éste profirió un sonoro rugido que hizo a los hombres retroceder y alzó sus alas a vuelo en  busca de su pareja. 

El hombre le hizo una seña con su cabeza, Aegon empuño del mango su espada y le siguió. 

— Ser Cellygan a su servicio mi príncipe — le sonrió. 

Aegon dio un asentimiento de cabeza, sintiéndose extraño en tierras desconocidas. Tan fuera de su zona de confort, le parecía casi irreal el lugar con esos climas tan increíbles, había árboles con flores y el sol estaba presente. 

Lo guiaron al interior del castillo, las mujeres que se encontraban le miraban con asombro y sonreían con un toque de coquetería, por supuesto él ni siquiera les había puesto atención. Aunque no era sorprendente que lo hicieran, era la primera vez que un principe con apariencia Targaryen aparecía en el norte, con aquel ropaje fino negro y aspecto de un mismo dios, con su cabello de oro plateado encima de los hombros. 

Fue recibido por Lord Cregan Stark y Lady Arra, por supuesto Lady Arra no le había dirigido la palabra, aquello le preocupaba. 

— Príncipe Aegon — sonrió una pelinegra. —, bienvenido soy Sara Snow. Mi cuñada, me ha pedido que me acerque a preguntar si necesita algo. 

Laena le había hablado de ella, la conocía, hermana bastarda de Cregan, la famosa Sara Nieve, eterna enamorada de su sobrino Jacaerys. 

— Quiero ver a mi esposa, no necesito nada más que a ella, Lady Sara, llevo esperando más de una hora, por favor búsquela —. Dijo mirándole fijamente. 

Hurricane || Aegon Targaryen || Laenaerys Velaryon  💖🐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora