Capítulo 5

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El día era hermoso y soleado. Laena como todos los días se había levantado antes que el sol atendiendo a las flores del jardín, dándoles agua y asegurándose de que florecían como correspondía. Siempre había amado la naturaleza, pero su amor por ella se había extendido cuando Ser Harwin le había regalado un libro con el lenguaje de las flores, era un libro extenso que no solo contenía la poesía del secreto pasional que podía guardar una rosa, también hablaba de sus funciones, de como cuidarse y plantarse correctamente. La gente creía que la princesa en ese sentido era como su tía Helaena, no entendían el conocimiento que ambas poseían sobre animales y la otra de flores, simplemente las veían como almas puras que se dejaban ser.

A nadie le sorprendía ver a la princesa despierta antes de tiempo y ya se le había hecho una costumbre desayunar en la cocina con los criados, aunque ellos se negaban la mayor parte del tiempo en aceptarla ahí, finalmente terminaban accediendo a la petición de la princesa y nunca nadie la regañaba por eso.

Cuando volvía de sus ocupaciones matutinas tomaba un baño, se quedaba con su madre y Joffrey un rato y entonces su día comenzaba realmente, clases con su septa, entrenamiento, práctica de arco cosa que a veces solía hacer con Aemond y finalmente después de cumplir con sus deberes de princesa se dedicaba a hacer cualquier cosa, cualquier cosa que ella quisiera.

—No se te ocurra molestarlos. —murmuró.

Aemond le mostró una mueca de disgusto.

—Es mi hermana.

—Y está con mi hermano, oh mira Jace es un tonto pero al menos ella está sonriendo, —dijo Laena mientras miraba a su hermano Jace mover las manos como un pavo real mientras su tía sonreía—vamos a otra parte.

Aemond pareció dudar un momento, pero en cuanto ella le sonrió no tuvo más remedio que aceptar. Laena lo empujo iniciando el pasillo principal, el príncipe tropezó con una de las artesanías que decoraba el lugar.

—¡Laenaerys!

Ambos se echaron a correr, Laena era más delgada por lo que le permitía ser más ágil y rápida que Aemond, a pesar de que sus piernas eran más cortas aún, el príncipe apenas la rebasaba por dos centímetros.

—¡Eres demasiado lento!

—¡Hiciste trampa! —le gritó él.

Subió por la larga escalera de caracol, se encontró en el camino con su septa la cual negó con la cabeza pero no le dijo nada, siguió su camino. La fortaleza era enorme y las escaleras a veces podían parecer infinitas pero ella tenía demasiada energía en ese momento y una condición espléndida.

No tardó mucho Aemond en alcanzarla, cuando comenzó a subir los escalones de dos en dos, ella refunfuño no se le había ocurrido hacer eso antes, finalmente comenzaron a caminar por los pasillos tan bien conocidos.

—¿Te importaría si yo no fuera una Velaryon? — preguntó Laena de repente.

—¿Qué quieres decir?

—Si yo no fuera una princesa igualmente, ¿tú me querrías?

—Probablemente ni siquiera te conocería si no lo fueras —sonrió él, Laena le dio un empujoncito suave. —Pero seguramente si viera una niña como tú, haría todo por conocerte. Si, si te querría sin importar que no fueras una princesa.

—Aemond, la gente dice cosas— murmuró ella. —Dicen que soy una bastarda y nadie aceptara casarse con una bastarda, pero no me importa que nadie se quiera casar conmigo, si tu si quieres hacerlo.

—Laena— dijo Aemond, —nunca dudes de que yo lo haría, siempre, te elegiría a ti.

Ambos llegaron a la biblioteca que se encontraba totalmente vacía, era un enorme cuarto de tortura cuando las septas estaban ahí, pero sin ellas era una guarida de paz y tranquilidad, habían enormes estantes de color caoba con el escudo de la casa soldado en plata, había una cantidad infinita de libros, había mesas de estudió, una pequeña ventana por donde entraba la luz y una pequeña estancia con tres sillones y una mesa a juego.

Hurricane || Aegon Targaryen || Laenaerys Velaryon  💖🐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora