☏ 10: Extraño ☏

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Todavía estaba a medio camino de la oficina cuando escuché el tono de llamada de mi celular. Puede que Axel ayer se hubiera comportado bastante más amable que en toda una vida y que no hubiera hecho nada malo hasta el momento pero tenía la sensación de que explotaría en cualquier momento por cualquier motivo y no quería que eso sucediera así que atendí de inmediato.

—Mira maldito hijo de puta—escuché que decía un hombre al otro lado de la línea—, como me hayas hecho venir hasta aquí para robarme voy a—

—Creo que estás confundido de número—lo interrumpí divertida.

Se hizo un corto silencio seguido de una maldición que me hizo reír. Aparté el celular para ver de quien se trataba y me sorprendió encontrar el nombre de un antiguo conocido de la universidad.

A simple vista no tenía sentido que Alan, un abogado, y yo que era graduada en administración de negocios internacionales nos hubiéramos conocido en la universidad pero mi ex nos había tratado de juntarnos antes de que él y yo comenzáramos a salir. Aunque Alan es agradable no éramos... compatibles.

—Disculpa Tayra—se disculpó Alan—, ni siquiera vi a quien fue a quien llamé.

—Tranquilo, un error le pasa a cualquiera—me encogí de hombros aunque no pudiera verme—, ¿Podría preguntar a quien se supone que estabas saludando de esa manera tan amable?

Esta vez se rió y yo sonreí divertida. La verdad no es que me interesara pero ya que me había llamado a mí para insultarme creo que al menos merecía estar enterada del chisme completo.

—Alguien que supuestamente me iba a ofrecer trabajo—me contó en un tono de rendición—pero al parecer no era más que una mentira.

—Espera, ¿Estas sin trabajo?—pregunté confusa—, ¿No estabas trabajando en el bufete de tus padres?

—Así era—admitió con algo de irritación—, pero estaba cansado de que todos dijeran que estaba donde estaba gracias a mis padres. Renuncie hace más o menos un mes pero no consigo nada.

Eso no me gustó oírlo. Alan Wilson era una persona muy buena y en verdad amaba su profesión, aunque todos en su familia eran abogados, pero siempre se había sentido a la sombra de sus padres algo que podía entender.

—Lo siento mucho—le dije con honestidad.

—No te preocupes—su tono fue mucho más bajo, decaído—, en el peor de los casos tendré que volver al bufete de mis padres.

Apreté los labios, no es que ambos fuéramos los mejores amigos del mundo, puede que fuera culpa mía porque desde que firme contrato con WorldWide mi círculo social se reducía a las personas del trabajo y a Jenna que vivía conmigo, pero era esa clase de conocido que tienes agregado en whatsapp porque sabes que puedes contar con él en caso de requerir ayuda... en este caso una legal.

—Podrías enviarme tu curriculum—le propuse—, se lo enviaré a Jenna y a la empresa. En el peor de los casos te dirán que no.

—¿En serio?—preguntó sorprendido—, no quisiera molestarte.

—No molestas, pero si te dan trabajo merezco que me invites el almuerzo con tu primer sueldo—bromeé.

—Eso no tienes ni que pedirlo.

Con eso cortó la llamada y yo sonreí. Le envíe un mensaje a Jenna pero me dijo que en ese momento el bufete donde trabajaba no estaba contratando así que solo quedaba WorldWide, con eso volvía la persona que me esperaba en la oficina.

No le había contado nada de lo que había pasado ayer a nadie, ni siquiera a mamá y no era porque me avergonzara decir que había ofrecido a Axel Ward la oportunidad de actuar como una persona decente, según sus propias palabras, no lo había comentado porque quería esperar.

Cuanto te odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora