Aunque puse todo mi esfuerzo en ello, me fue imposible no sonreír cuando la pantalla de mi celular volvió a iluminarse con la llegada de otro mensaje. El tercero en menos de un minuto.
«Empiezo a sentirme ignorado, Tayra»
Volví la mirada a la pantalla de la computadora mientras hacía mi mayor esfuerzo por no responderle nada porque desde que había abierto los ojos Axel no había hecho nada más que enviarme mensajes.
Y no, no era ni un problema ni una sorpresa porque había pasado lo mismo desde el sábado que llegué a mi casa. Aunque al principio habían sido mensajes vacíos de «¿Cómo estás? ¿Qué haces?» luego evolucionaron a un debate serio sobre la serie que había comenzado a ver con Jenna que a él le pareció bastante aburrida y sin sentido que luego desencadenaban más y más mensajes.
Aunque ahora el asunto era diferente, no solo no estaba en mi día libre también tenía muchas cosas que ordenar ahora que Alicia me había enviado un mensaje avisándome que trabajaría desde casa. Al menos la mayoría de asuntos luego de delegarme a mí el manejo de una de sus reuniones a las diez de la mañana.
¿Estaba emocionada por el voto de confianza?, por supuesto, ¿Me sentía nerviosa al respecto?, obviamente. Sería la primera reunión que manejaría sin la supervisión de Alicia y cada decisión que tomara sería por mi entera voluntad. Me aterraba que algo fuese mal pero si Alicia confiaba en mí lo suficiente para hacer aquello, yo también confiaría en mí.
El suave sonido de una notificación me hizo volver a mirar mi celular.
«No responderme no hará que me detenga»
Eso no tenía ni siquiera que decirlo porque en los últimos minutos no había hecho más que demostrarlo pero ni siquiera hice el intento de responderlo porque llegó uno más.
«Solo me motiva a seguir y yo tengo todo el día para esto»
Solté una risa baja antes de silenciar mi celular y meterlo dentro de uno de los cajones del escritorio. Si seguía prestándole atención a sus mensajes no iba a terminar de preparar todo. Ni siquiera había ordenado la agenda de Axel por estar mirando sus mensajes.
Terminé de anotar lo correspondiente a la agenda de Axel, con el sonido de la vibración de mi celular contra la madera como música ambiental, y terminé de apilar la carpeta antes de encaminarme a la oficina de Axel. No podía sacarme de la cabeza los mensajes que me había enviado hoyo porque si alguien me hubiera dicho que Axel era la clase de hombre que enviaba toneladas de mensajes cuando estaba interesado me habría partido de risa.
Entré sin llamar a la puerta y me di cuenta de que estaba sentado con mucha tranquilidad tras su escritorio con sus manos sosteniendo su celular mientras sonreía, una sonrisa que se amplió al verme entrar a su oficina con tanta confianza como para no llamar a la puerta. Algo de lo que no fui consciente hasta que cerré la puerta.
Era peligroso que se me volviera costumbre.
—Tayra—me saludó poniéndose de pie.
—Señor Ward, ¿Planea ponerse a trabajar en algún momento?—cuestioné divertida—, ¿O no recuerda que en su agenda hay más cosas además de enviarme mensajes?
Lejos de parecer molesto, rodeó el escritorio para acercarse a mí con una sonrisa. Aunque no tenía ni la más mínima idea de lo que iba a hacer no me moví, así como no pude apartar mi mirada de sus ojos grises llenos de decisión.
—Ninguna de lejos tan importante—dijo bajo, cuando estuvo frente a mí—. Además de que es mi venganza.
Si hubiera tenía cualquier pregunta al respecto, se silenció cuando su mano sujetó con gentileza mi mentón para levantar mi rostro. Sus ojos grises estaban puestos sobre mí y la respiración se me cortó de golpe mientras lo veía inclinarse con una lentitud casi dolorosa.
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Cuanto te odio
RomanceNunca lo había visto tan enojado. Estaba frenético, no parecía él mismo, y tuve que improvisar para tranquilizarlo. Solo eso. ¿Qué tan malo podía ser detener su destrucción de una oficina, que yo luego tendría que limpiar, con un beso? BORRADOR SIN...