Axel no solo no soltaba mi mano, entrelazó nuestros dedos para que no fuera a soltarlo en ningún momento en los que sus pasos nos llevaban de vuelta al hotel. Una punzada de nerviosos vino a contrarrestar la oleada de calor que me inundaba el cuerpo cuando salimos del bar.
Sabía lo que mis palabras habían causado, lo que acababan de desencadenar, y no sabía si eso era especialmente bueno o iba a ponerle un punto final a lo que fuera que había pasado. Me sabía mal pensarlo, darle vueltas a cada paso, pero no podía apartar del todo lo que tal vez me sucedería lo mismo que a las demás.
A ver, que yo sabía exactamente donde me estaba metiendo cuando acepté todo lo que Axel me dijo en esa primera cena pero había cosas que simplemente no podía ignorar. Y... esta era una de ellas.
Cuando llegamos al hotel ni siquiera me molesté en revisar si había alguien que conociéramos en la recepción porque todavía estaba tratando de decidir si lo que sentía era inseguridad o nervios, al menos me reconfortaba saber que incluso con lo que estaba pensando no me arrepentía de lo que le había dicho. Axel por su lado, parecía demasiado ansioso cuando presionó con insistencia el botón para llamar el ascensor.
En el momento en que entramos todo mi cuerpo se tensó al saber que estaba a punto, a unos cuantos segundos, de que todo esto diera un nuevo giro.
Y Axel, por supuesto, notó la tensión que me recorría por lo que me miró con algo de preocupación entre la nebulosa de deseo que le empañaba los ojos grises.
—¿Estás bien?—preguntó luego de aclararse la garganta, para disimular lo que estaba sintiendo—, no pasa nada si cambiaste de opinión, en mi habitación hay...
Desconecté de inmediato con lo que estaba diciendo porque comencé a sentirme ridícula.
Si estaba algo nerviosa por lo que pasaría, pero ¿Desde cuándo aquello me hacía dudar de mis decisiones? Sabía que lo quería y, por todos los dioses en los cielos, lo deseaba con una fuerza que amenazaba con romperme en lágrimas si me iba directo a mi habitación por pensar que luego todo habría terminado.
¿Después de todo lo que había hecho tenía dudas?
No importaba si luego se daba cuenta de que todo lo que nos había pasado había nacido por una densa y profunda atracción sexual, yo habría hecho lo que creía que era correcto, habría vivido la experiencia y me quedaría la seguridad de que no tenía nada de lo que arrepentirme.
Silencie lo que estaba diciendo, algo que no había escuchado, cortando la distancia que nos separaba para besarlo.
El cuerpo entero se me estremeció cuando sentí sus labios contra los míos y la tensión que ahora se apoderaba de su cuerpo. Soltó el aire con fuerza cuando comencé a besarlo, despacio, disfrutando de la suavidad y la calidez de sus labios. Y me permitió hacer todo lo que quise, apretando su mano contra la mía mientras correspondía a los lentos movimientos que hacía.
Me aparté para ver sus ojos, tan oscuros que terminaron de quitarme el aire que quedaba en mis pulmones.
—No he cambiado de opinión, Axel—susurré, porque estaba segura que no me saldría la voz si trataba de hablar más fuerte—, en lo absoluto.
Eso lo hizo soltar un gruñido, como si acabara de liberarlo de la peor de las torturas, y antes de darme cuenta tenía su boca de nuevo en la mía y sus manos en mis piernas bajo el vestido.
Me besó con violencia, con hambre, devorando cada centímetro de mi boca como si fuera la primera vez que lo hacía.
Sus manos me apretaron la piel con tanta fuerza que sabía que podría dejarme alguna marca pero no me dolía, no, lejos de eso sentía que solo causaba lanzaba más gasolina al fuego que estaba incendiándome lo bajo del abdomen.
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Cuanto te odio
Любовные романыNunca lo había visto tan enojado. Estaba frenético, no parecía él mismo, y tuve que improvisar para tranquilizarlo. Solo eso. ¿Qué tan malo podía ser detener su destrucción de una oficina, que yo luego tendría que limpiar, con un beso? BORRADOR SIN...