El auditorio donde se llevaría a cabo la presentación del nuevo producto, algo de tecnología médica, estaba por completo lleno para cuando llegamos. No había un solo lugar libre y había varias personas de pie reunidas a los costados del auditorio con tal de estar presente.
Durante un segundo temí que tuviéramos que estar de pie durante tanto tiempo, porque en general esta clase de presentaciones duraban una eternidad, pero Axel me guió hacia una puerta lateral donde un guardia de seguridad, luego de preguntar quiénes éramos y revisar una pequeña lista, nos dejó seguir a unas pequeñas escaleras que comunicaban con un segundo nivel del auditorio.
Uno gloriosamente casi vacío y que daba una vista sensacional de la tarima donde se reproducía un video relacionado con la compañía. Lo que todavía no descubría era que tenía que ver Axel aquí.
—Axel—se acercó a saludarlo un hombre de cabello cano y sorprendentemente alto—. No pensé que te encontraría aquí.
A su lado estaba una mujer con un vestido rojo que la hacía ver joven. Ambos evocaban la imagen de la elegancia y el prestigio, no necesitaba saber quiénes eran ni en que se especializaban para saber que eran importantes.
—Doctor Williams, señora Williams—saludó Axel con indiferencia.
La mujer soltó una risa delicada, corta, mientras que su esposo sacudía la cabeza con diversión.
—Tantos años y no dejas las formalidades—sacudió la cabeza—, igual que tu padre.
Por la mano que Axel mantenía en mi espalda pude sentir la tensión en su cuerpo y, para mi sorpresa, yo también me tensé pero en disgusto. ¿Cómo se atrevía a comparar a Axel con ese idiota?
A ver, la ignorancia de este hombre no era razón suficiente para el enojo, pero no podía simplemente dejar pasar algo como eso. Ahora entendía porque Axel reaccionó de la forma en que lo hizo cuando el señor Miller lo comparó con su padre poniendo a este muy por encima de Axel. Si todos supieran la verdad a nadie le quedaría la menor duda de que no había ni medio punto de comparación entre ambos y que quien estaba por encima no era Lucius Ward.
—Querido—murmuró la señora Williams mirando a su esposo con una sonrisa—, no seas descortés.
Antes de siquiera poder pensar que ella conocía, de alguna u otra forma, quién era en realidad el padre de Axel me di cuenta de que no se refería a su comentario, se refería al hecho de que hasta ahora eran conscientes de mi presencia.
—Una disculpa, señorita—dijo el señor Williams ofreciéndome una pequeña sonrisa torcida—. Soy Jeremy y ella es mi esposa, Johanne.
Me estiró la mano y no dudé en estrecharla mientras me obligaba a sonreír, todavía tenía algo de irritación por su comentario anterior.
—Un placer—murmuré cuando estreché la mano de su esposa—. Soy Tayra.
Luego de eso Axel y el señor Williams comenzaron a hablar sobre la presentación, a cada palabra que decían me daba cuenta de lo poco que sabía de medicina y de investigación científica. A decir verdad me habría dado vueltas la cabeza de no haber sido porque luego de un par de minutos la señora Williams rodeó a su esposo para quedar frente a mí.
—Yo tampoco les entiendo nada—confesó ella con una sonrisa.
—¿No?—pregunté con sorpresa—, ¿No es usted también científica?
Por lo que había alcanzado a entender, el señor Williams era neurocirujano.
—No querida—soltó una carcajada mientras negaba—, soy psicóloga pero de medicina solo sé lo que Jeremy me enseña.
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Cuanto te odio
RomanceNunca lo había visto tan enojado. Estaba frenético, no parecía él mismo, y tuve que improvisar para tranquilizarlo. Solo eso. ¿Qué tan malo podía ser detener su destrucción de una oficina, que yo luego tendría que limpiar, con un beso? BORRADOR SIN...