Cuando le conté todo a Jenna parecía que acabara de decirle que toda su vida era una mentira porque en realidad era la princesa de algún reino secreto y que sus padres la habían enviado lejos para protegerla pero que era tiempo de volver a donde pertenecía para asumir el trono.
Algo más o menos así de dramático.
Luego, estaba segura, había levantado el edificio entero a gritos cuando le dije lo que iba a hacer al respecto. Me hizo reír que no fuera capaz de esconder lo emocionada que estaba al respecto, como si en secreto siempre hubiera deseado algo como esto.
Si supiera que yo había pasado un año creyendo que saldría de ese edificio acusada de homicidio...
Cada paso que me acercaba a la oficina me preguntaba si estaba haciendo lo correcto, no es que dudara de ninguna de las palabras que había escrito en la noche, es solo... No lo sé, era la sensación que me decía que tal vez todo esto no era lo que había creído que era.
Es que seguía siendo confuso, todo, porque me había pasado meses pensando que Axel Ward no comprendía ni conocía la palabra "sentimientos" porque parecía carecer de los que no estaban relacionados con rabia, y luego... bueno, había dejado en claro que no lo conocía en lo absoluto.
Pero como él había dicho eso tampoco cambiaba nada de lo que ya había pasado, del resentimiento que le guardaba dentro sin importar lo bien que se había comportado las últimas semanas y la noche anterior. Justo por eso, si pensaba si quiera en la posibilidad de empezar de cero cualquier clase de interacción con él tenía que poder hacer a un lado el resentimiento que aún le guardaba.
No se trataba de olvidarlo, era superarlo.
Cuando entré en la oficina me alegre de no ver a mis jefes por ningún lado, aunque sabía que ya estaban en sus respectivas oficinas. Ordené todo lo que necesitaba para la mañana, atendí un par de llamadas mientras terminaba la impresión de un par de hojas que metí dentro de una carpeta negra antes de apilarlas.
También le pedí a Alán que, si era tan gentil de ayudarme, buscara cual era la empresa que había cancelado su contrato el domingo para saber al menos si había algo que se pudiera hacer al respecto y de paso saber porque yo no me había enterado de ello. Terminé de anotar lo necesario en la agenda y salí rumbo a la oficina de Alicia.
—Señora Berman—la llamé tocando a la puerta.
Escuché un ruido dentro antes de una maldición de mi jefa que me hizo reír.
—Entra.
Abrí la puerta para verla acomodar todas sus plumas de nuevo dentro de su envase dorado, algo que debió de haber lanzado cuando llamé a la puerta.
—Me has dado un susto de muerte—se quejó divertida—, agradécele a dios que no sufra del corazón o podrías haberme matado.
—Lo lamento—sonreí divertida—, ¿Esta muy ocupada?
—Unos asuntos de la escuela de Tyson—murmuró frotándose el rostro—, ¿Qué tengo para hoy?
La puse al día con su agenda, le entregué los informes y le comenté los eventos a los que estaba invitada, me pidió descartarlos todos y que enviara disculpas al respecto. Para cuando terminamos, me despedí con una sonrisa y ella murmuró algo sobre mantener su puerta abierta para evitarse sustos como el de hoy.
Sonreí, aunque el pecho se me apretó porque el que ella actuara de esa manera significaba solo que su vida personal estaba tambaleándose de nuevo. Ella... era buena, aunque no hiciera las cosas bien.
Me encaminé a la oficina de Axel y casi me di media vuelta sobre mis talones, todo lo que había pasado esta semana me pasó por la mente y... bueno, terminé por llamar a la puerta porque si no había entrado en demencia luego de tanto, en definitiva estaría bien.
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Cuanto te odio
RomanceNunca lo había visto tan enojado. Estaba frenético, no parecía él mismo, y tuve que improvisar para tranquilizarlo. Solo eso. ¿Qué tan malo podía ser detener su destrucción de una oficina, que yo luego tendría que limpiar, con un beso? BORRADOR SIN...