Capítulo XL

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Narración general

—Es que no puedo creer tu falta de confianza Tsubasa— Tsunade trataba de serenarse, no estaba enojada con su nieta, pero sí bastante dolida y algo decepcionada.

La rubia menor por su parte no sabía ni que decir, si había algo que odiaba eran esta clase de pláticas. Dónde un nudo en su garganta se formaba ante la penetrante mirada de decepción de su abuela en este caso, en ocasiones también ocurrió con su madre, pero debido a su estilo de vida es algo que no había sucedido hace ya mucho tiempo.

—Lo siento mucho abuela, pero es por esto mismo que no quería contarte nada. Sabía que ibas a reaccionar así— Tsubasa ya no sabía ni dónde esconder la cabeza y la Senju mayor claro que se lo hizo ver.

—Es que mi niña por favor, ¿Cómo quieres que me ponga? Arriesgaste tu integridad física y lo peor, con tu "fiesta" de hoy en la noche y tu famoso "plan" también pusiste en riesgo a tu amiga Fumiko— Tsunade también trataba de controlarse.

En el fondo pensaba que esto podía ser en parte su culpa y de Tsubaki. Ya que ambas en realidad estuvieron muy ausentes en la crianza de Tsubasa. Claro que la niña siempre mostró un carácter y comportamiento muy maduro para su edad, no era una niña problemática, era muy educada, dedicada e inteligente, estudiante modelo con calificaciones perfectas, además practicaba diversos deportes y ejercicios en sus ratos de ocio. Tsubasa siempre fue una chica muy atractiva, lo que la hizo tener muchos pretendientes, pero de todos tuvo que elegir al único que no la pretendía. La Senju mayor lo pensaba y no le cabía en la cabeza. Tsunade jamás recibió una sola queja de ella por mal comportamiento de ningún tipo, claro que ella y su hija Tsubaki eran mujeres muy ocupadas, las dos trabajaban y tenían gran éxito en sus campos laborales, Tsunade como directora de su propio instituto universitario y su hija como una gran empresaria a nivel internacional, su nombre era conocido en varios países del mundo. A la pequeña Tsubasa nunca le faltó nada en el ámbito material, siempre gozó de una muy buena calidad de vida, pero desde casi sus diez años su madre salió de negocios y nunca la volvió a ver, con su padre fallecido sus dos figuras paternas se encontraban ausentes a su muy corta edad. Tsunade asumió su tutela con gusto. Sin embargo al ser una mujer también muy absorbida por el trabajo poco tiempo le dedicaba a una niña que solamente quería jugar a sus fantasías. Viendo lo mucho que su abuela y su madre le dedicaban a sus respectivos trabajos, su éxito y demás. Esa fue la nueva meta de Tsubasa, alcanzar la excelencia en toda la extensión de la palabra. Con el comportamiento tan maduro que mostraba la Senju menor, su abuela decidió mandarla a un instituto que incluía universidad y preparatoria en una misma escuela, siendo que al graduarte de la preparatoria con un promedio mayor de nueve punto cinco, tenías asegurado tu lugar en la universidad sin presentar examen de admisión o cualquier otra prueba de selección, además de darte el privilegio de elegir antes que los demás la carrera de tu preferencia. Tsubasa como era de esperar pasó con calificación de diez cerrado, mención honorífica y toda la cosa, hasta que conoció a Yami en su grupo de universidad, fue cuándo la actitud de su nieta cambió radicalmente y ahora era que Tsunade se venía a enterar de todo. Por lo que la rubia mayor vió, por la forma en que el pelirrojo ayudó a Fumiko era obvio que no era una mala persona, pero sí que influyó en lo que era Tsubasa, por un momento estuvo a punto de culparlo, pero se detuvo, que buena tutora sería, culpando a las amistades de su nieta por los obvios errores de ella y su hija a la hora de criarla. Es verdad que le dieron buenos ejemplos y le enseñaron con disciplina, pero nunca estuvieron para ella, para escucharla.

Tsunade le pidió a Tsubasa que ella le contara su versión de la historia, quería conocerla, escucharla, no seguir cometiendo los mismos errores y ya después hablaría con Tsubaki, pues dependiendo de lo que su nieta le dijera, decidiría que era lo mejor.

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