Capítulo 66: Porquería adolescente

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Su cabeza dolía a medida que su cerebro volvía a tomar conciencia. Un dolor fuerte y punzante hizo que sus párpados se cerraran con fuerza, pero mientras que el dolor iba disminuyendo un poco, sus ojos se fueron abriendo, viendo un blanco techo con tonos anaranjados.

Seishu frunció su ceño sin saber donde estaba. Giró su cabeza, encontrándose con un chico alto y rubio sentado a su lado, viendo su celular con desinterés. El paño húmedo en su frente cayó sobre su regazo cuando se levantó para sentarse en la cama, tocando su frente cuando otra punzada hizo doler su cabeza.

— ¡Seishu!— Se alarmó el chico a su lado.

— Mierda, me duele mucho la cabeza. ¿Donde estoy, Ken?— Preguntó cerrando sus ojos por el dolor.

— En la enfermería, llevas inconsciente un largo rato.— Dijo levantándose de la silla.— ¿Quieres algo para el dolor de cabeza?— Seishu asintió.— Recuerdas lo qué pasó, ¿no?— Preguntó yendo hacia la mesa donde había unas cuantas medicinas.

Seishu se tomó un tiempo para procesar todos sus recuerdos.

— Ten.— Ryuguji le extendió una pastilla y un vaso de agua cuando no obtuvo respuesta.— Nos preocupaste mucho.— Murmuró sentándose sobre la camilla a los pies de Seishu.

— ¿Quienes?— Preguntó poniendo la pastilla en su boca.

— Tus amigos y yo.— Respondió lentamente, el tono seco de Seishu no le daba buena espina.— ¿Estás bien...?— Preguntó mirando el atardecer por la ventana, no se atrevía a mirar a Seishu.

— Como la mierda...— Murmuró mirando el vaso entre sus manos. Un pequeño déjà vu cruzó por su mente.

— ¿Quieres hablar de eso?— No estaba muy seguro de su pregunta, no quería incomodarlo, pero no sabía qué otra cosa decir.

Seishu se tardó un poco en contestar.

— Ahora todos lo saben...— Murmuró aún mirando su vaso.— No sólo eso, también Izana...— No llegó a terminar la frase, no pudo.— ¿Qué dijo Koko al respecto?— Su mirada no se despegaba del vaso.

— Nada en sí, he visto que muchos le preguntaron cosas, pero no ha dicho nada aún.— Por alguna razón, aquello decepcionó un poco a Seishu.— Pero vino a verte... al menos hasta que llegué aquí con tus amigos y lo sacamos casi a patadas.— Una pequeña risa salió de sus labios, tratando de mejorar el ambiente, pero no funcionó.

— ¿Qué hay de la gente?— Ryuguji frunció el ceño.

— Seishu, da igual lo que la gente-.

— ¿Qué dicen al respecto?— Lo interrumpió sonando más demandante.

— ...No mires las redes sociales, por favor...— Fue todo lo que Draken pudo responder.

— Ja... ¿así de malo es?... Bueno, me lo imaginaba, al parecer todo esto... sólo fue un falso cuento de hadas.— Una de sus manos se apretó entorno a las sábanas que cubrían sus piernas.

— Seishu...— En realidad, Ken jamás fue bueno con las palabras, por eso no sabía qué decir.

— La reputación de Koko quedó en la mierda ¿no? No me puedo imaginar todo lo que estarán diciendo de él...— Incluso en esta situación y después de enterarse de la mierda que Hajime hizo, Seishu seguía pensando en él, a cierto punto le molestaba.

— Da igual Koko ahora, Seishu.— Los rosados y secos labios de Seishu se apretaron.

— Después de tantos años que tardó en construir su estatus, su reino...— Murmuró mirando al vaso medio vacío de agua.— Todo fue destruido por su antiguo gobernante, Izana estuvo planeando todo esto desde hace tanto tiempo...— A Ryuguji no sabía si aliviarle o preocuparle lo tranquilo que parecía Seishu.— De verdad estaba tan cegado por su amabilidad, su falso cariño... que no pude darme cuenta de lo que escondía.— El contrario lo miró atentamente, como Seishu divagaba en sus pensamientos.— O tal vez si lo sabía, Koko me lo había dicho mil veces, que no confiara en Izana, pero... estaba tan cegado, sólo porque finalmente alguien me ponía atención, me protegía, me escuchaba, estaba conmigo, me acompañaba e incluso me incluía en su vida personal.— Ken tragó, sintiéndose impotente por un momento.— Creí que todo este tiempo había madurado y había dejado de ser ese Seishu patético, blandito, sumiso, cobarde e ingenuo... pero no es así ¿verdad?— Miró sus manos, ambas temblaban.— Sigo siendo tan patético como hace dos años.— Murmuró sintiendo sus ojos picar.

Porquería Adolescente // KokonuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora