Capítulo 7: La entrada al infierno

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La noche ya había caído en la ciudad, eran cerca de las 23:00 de la noche cuando Inui al fin estaba listo para salir.

Se miró en el espejo de su habitación mil veces, repasando con su mirada lo que llevaba puesto: unos tenis blancos, prácticamente nuevos, que le había regalado su madre y nunca los usó porque siempre se los olvidaba en casa; unos pantalones de mezclilla que llegaban arriba de sus tobillos y estaban rasgados a la altura de las rodillas y los muslos, con una cadena plateada que iba desde la hebilla de su cinturón, hasta la parte trasera, colgando en su parte derecha como un buen adorno que resaltaba; una camiseta blanca, con un estampado de letras en inglés y que era algo larga y una sudadera roja que jamás había usado.

Se veía bien o al menos eso quería pensar. Su cabello lo peinó de mil formas, pero al final decidió dejárselo como siempre. Se puso colonia y desodorante, también guardó algo de dinero, su celular y sus cigarrillos. Estaba listo, sólo tenía que salir de casa e ir, pero... aún dudaba, no estaba seguro de ir. Sus manos temblaban, sus pensamientos imaginando miles de escenarios donde era humillado no ayudaban y sentía un gran miedo a ir.

Estuvo varios minutos dando círculos en su habitación, pensando si en realidad debería ir, hasta que la puerta de su habitación se abrió sin escuchar unos golpes antes o algún "permiso".

Oye Seishu, mamá dice que si-.— Su hermana se quedó petrificada en la puerta, sorprendida por la vestimenta de su hermano.— ¿vas a salir?

— Toca la puerta antes de entrar.— Seishu había olvidado lo molesto que era cuando su hermana hacía eso.

— Pff ¿y esas pintas que traes?— Preguntó mirándolo de pies a cabeza.— No eres de salir a ningún lado, más bien eres un completo antisocial ¿a dónde irás?— Preguntó apoyando su hombro en el marco de la puerta.

— No te importa, ya me voy.— Dijo pasando por su lado para salir de su habitación.

— Oh~ hasta te pusiste colonia ¿Realmente eres tu?— Preguntó con una pequeña risa.

— Dile a mamá que no vuelvo hasta tarde y que no cierre la puerta con llave.— Dijo antes de bajar por las escaleras.

— Claro, claro, me lo pensaré.— Bromeó su hermana, llevándose una molesta mirada del rubio.

El chico salió de la casa, tomando la decisión de ir a aquella fiesta sin darse cuenta. Afuera hacía algo de frío, pero por suerte con lo que llevaba no le importaba tanto. Caminó un par de cuadras mirando al suelo, con aquellos escenarios imaginarios aún rondando en su mente, era estúpido pensar en eso, pero no podía dejar su mente en blanco.

Al estar cerca del lugar, Inui empezó a escuchar la fuerte música que llegaba. Se veían luces de colores y también había gente en la calle. Al acercarse, pudo identificar a varias personas del campus fuera de lo que parecía ser un club o una casa, tal vez ambas cosas. Algunos voltearon a verlo, pero no le dijeron nada, sólo se limitaron a susurrar algo, que Seishu no pudo oírlo por la fuerte música. Estaba seguro de que le terminaría doliendo la cabeza.

Con un largo suspiro tomó el valor de entrar a aquello que parecían ser las puertas del mismo infierno. Empezó a mezclarse entre la gente, algunos lo reconocieron y le dieron una mala mirada, pero sin decirle nada aún. El lugar parecía ser una casa y todos estaban dispersados en el salón, hundidos entre distintos olores como humo de cigarrillo, porro y alcohol.

Sin darse cuenta empezó a buscar a Ryuguji entre la gente, sin saber qué más hacer, pero no estaba a la vista. Llegó a lo que parecía ser la cocina, donde estaba cierto grupo que Inui detestaba. Se dio la vuelta al ver a algunos de los chicos del equipo de fútbol, pero ellos mismos fueron los que lo detuvieron.

Porquería Adolescente // KokonuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora