Capítulo 9: Un invitado en casa

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Encontrar a tu hijo sin camiseta, con otro chico encima de él, acorralándolo en la cama, sosteniendo sus muñecas y con sus rostros extremadamente cerca, no es algo de ver todos los días y la expresión de sorpresa en la cara de la señora Inui lo decía todo.

— M-Mamá... ¡te dije que tocaras antes de entrar!— Exclamó el chico rubio con sus mejillas rojas.

— Esto...— La mujer no sabía cómo reaccionar, de hecho nadie sabía. Los chicos sobre la cama la observaban esperando alguna reacción de su parte, mientras que ella no sabía ni qué decir.

— Oh, lo lamento.— Empezó Kokonoi, separándose del chico y sentándose sobre su regazo.— No quería que nos encontrara en esta situación, es muy vergonzoso.— Se disculpó con total cortesía.

— Joder ¡levántate!— Volvió a exclamar el rubio. Koko se aguantó la risa y se puso de pie, sacudiendo su ropa como si hubiera estado en el suelo.

— Lamento mucho esto, señora Inui, fue muy descortés de mi parte.— El pelinegro se acercó a la mujer, con una pequeña sonrisa.— Hajime Kokonoi, un gusto.— Se presentó extendiendo su mano.

— Emm... mucho gusto.— La madre de Seishu aún no sabía cómo reaccionar, sólo miraba a ambos chicos esperando alguna clase de explicación.— Yo... venía a decirte que ya vamos a almorzar.— Dijo mirando a su hijo.

— ¿¡almorzar!?— Inui rápidamente tomó su celular de la mesita de noche al lado de la cama, fijándose en la hora.— Mierda, es tarde.— Murmuró viendo que en la pantalla de su celular se reflejaba 14:21 pm.

— Siento mucho mi intromisión, tal vez debería irme.— Hajime hizo una pequeña reverencia hacia la mujer, para luego dar un paso hacia la salida.

— ¡espera! ¿No quieres... quedarte almorzar?— Preguntó la mujer deteniendo al pelinegro.

— ¡no!— Ambos miraron a Seishu, quien rápidamente se puso nervioso.— Koko tiene que... ir a su casa, claro. Ya sabes mamá, seguro su familia también está por almorzar.— Argumentó tratando de sonar tranquilo.

— De hecho mi familia salió y no volverán hasta la noche.— Ambos lo miraron, Hajime tenía una cara de inocencia, mientras Inui quería matarlo por dentro.

— Entonces supongo que puedes quedarte.— Por primera vez en la conversación, la madre de Inui sonrió.

— Bueno... sólo si su hijo quiere.— Kokonoi se giró hacia Seishu, el cual casi lo fulminaba disimuladamente con sólo mirarlo.

— Seishu, Kokonoi-kun se quedará a comer.— No fue una pregunta. Su madre era así, no dejaría que su hijo lo decidiera.

— Por favor, dígame Koko.— Dijo con una dulce sonrisa.

— Claro, Koko. Bajen enseguida, ya está todo listo, y Seishu, ponte una camiseta.— La mujer les dio una última sonrisa antes de darse la vuelta y salir de la habitación de su hijo. Inui rodó los ojos por eso último dicho.

— Carajo, eres una maldita mierda, imbécil.— Hajime sonrió, como si aquello hubiera sido un halago por parte de Inui.

— Vamos a almorzar, Inupi-kun, tu madre nos espera.— Dijo con una amplia y forzada sonrisa llena de falsa dulzura y sarcasmo.

— Ahg, te odio.— El rubio se levantó de la cama y tomó la primera camiseta que vio, se la puso y caminó hacia la puerta donde Koko lo esperaba.

— Esto no se acaba aquí, prepárate para un largo almuerzo.— Murmuró el pelinegro en su oído cuando Inui pasó por su lado.

Había tanta maldad implícita en ese tono de voz, que un escalofrío recorrió la espalda de Seishu. Kokonoi era resentido y podía llegar a vengarse de las peores formas, Seishu lo sabía, pero no quería dejarse intimidar, aunque Hajime tuviera mucho poder en la punta de su lengua, no se dejaría avergonzar en su propia casa.

Porquería Adolescente // KokonuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora