Inui lleva una vida algo tediosa en la preparatoria, ya que, estando en una escuela de élite, entre tanta gente con dinero y de clase alta, él está totalmente al fondo del frasco, siendo discriminado por muchos.
Por otro lado, Koko lleva la mejor vi...
Sus ojos oscuros se abrieron lentamente, pero sólo un poco, lo suficiente para ver los ojos cerrados de aquel chico rubio al que estaba besando. Sus pestañas eran largas y rubias, sus mejillas estaban rojas y sus labios se movían al mismo ritmo que él.
¿Cómo es que había terminado besando a ese chico otra vez?
Habían pasado varias semanas más desde lo que ocurrió aquella tarde, cuando lo besó por primera vez, pero desde entonces, cada vez que volvían a verse, de alguna forma u otra terminaban en lo mismo: besándose desesperadamente y con Hajime tocando el cuerpo del chico como si fuera completamente normal.
Seishu se había acostumbrado a eso, pero aún seguía sin creer todo lo que ocurría ¿como había llegado a tener ese tipo de relación con el nuevo proclamado capitán del equipo de fútbol? Se supone que ahora era la persona más reconocida por la escuela, mientras que él... bueno, él era la porquería del campus.
Nunca hablaron de eso, simplemente pasaba naturalmente en algún momento desde que estaban juntos. Hajime por lo general era el que lo empezaba, pues Seishu temía a hacerlo, sus nervios y ansiedad no lo dejaban.
— Mmm... K-Koko.— Seishu se removió entre el beso cuando Hajime empezó a ponerse sobre él mientras se besaban en su cama.
Hajime gruñó, no le gustaba cuando alguien interrumpía su momento de hormonas. Aunque una parte de él le decía que de detenga a toda costa, que trataba de frenarlo, sus acciones eran como un tren a toda velocidad, imposible de parar, dejándose llevar por sus impulsos egoístas, queriendo llegar hasta el fin de todo.
Una de sus manos subió por los muslos de Seishu, apretandolos a medida que subía hasta su entrepierna. Seishu gimió sobre los labios de Koko cuando su polla fue apretada por el pelinegro. Hajime sonrió mientras besaba a Seishu, tomando una de sus manos y llevándola a su propia polla.
Seishu se puso nervioso, jamás habían llegado tan lejos, a pesar de que Koko solía tocar su cuerpo mientras él simplemente lo dejaba, nunca había tocado el cuerpo de Hajime, tenía demasiada ansiedad y nerviosismo por tal vez molestar a Koko o hacer algo que no le gustara y terminar en un mal momento o en uno incómodo.
Pero a pesar de eso, trató de hacerlo lo mejor que pudo, tratando de satisfacer a Koko. De todas formas, podría ser fácil ¿no? Ambos eran chicos, tal vez a ambos les gustaba las mismas cosas... ¿verdad?
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Las botellas de alcohol se habían esparcido por todo el piso de la habitación, la mayoría estaban ya vacías. Habían empezado con cerveza, pero a medida que la noche pasó, fueron subiendo el nivel, terminando con botellas de vodka y ron en sus manos, tirados sobre la cama mientras veían el blanco techo dar vueltas.
— Oye... ¿me recuerdas porqué trajiste tanto alcohol?— Preguntó el pelinegro para luego darle otro trago a la botella.
— No lo sé hermano, estaban allí en la tienda... tan apetecible...— Una risa tonta salió de sus labios por el efecto del alcohol.
