Capítulo 46: Hajime Kokonoi

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El día empezó otra vez, con una fresca brisa recorriendo toda la casa Kokonoi, aunque lo de estar fría ya era normal. A pesar de aquel frío, el ambiente helado no entró bajo las sábanas de la cama de Hajime, el interior estaba caliente y cómodo para Seishu, que aun seguía acostado.

Se removió entre las cobijas cuando su cuerpo empezó a pedirle que despierte, pero grande fue su sorpresa cuando no sintió ningún cuerpo cerca del suyo. Se sentó en la cama y miró a su lado, donde debería estar Koko, pero allí no había nadie, sólo estaba él y la cama completamente vacía. Un extraño sentimiento le hizo sentirse mal por dentro: vacío, como si le faltase una parte de él.

Se levantó y se cambió la ropa de dormir por unos pantalones de mezclilla, una camiseta negra de mangas largas y una sudadera gris. Salió de la habitación mirando en ambas direcciones del pasillo, pero parecía no haber nadie, así que se dirigió hacia las escaleras y bajó al vestíbulo, donde sólo había una chica limpiando.

— Uhm... disculpa ¿has visto a Hajime Kokonoi?— Preguntó a la chica.

— Oh, salió esta mañana temprano con su padre.— Respondió la chica. Seishu lo recordó, su padre lo había dicho en la cena.— Sólo está la señora Nise, creo que está desayunando en el jardín.— Seishu frunció los labios.

— ¿Me podrías mostrar el jardín?— La chica asintió en respuesta y dejó lo que estaba haciendo para partir camino.

Se dirigieron por otra parte de la casa, pasaron por una sala de estar con una enorme TV y unos hermosos sofás que iban perfectos con la decoración de la casa. La chica lo llevó por una puerta de cristal y salieron al jardín, que estaba lleno de flores hermosas, faroles, árboles y arbustos, todos perfectamente cortados y cuidados. Fueron por un pasillo por un lateral de la casa y pudieron ver a una mujer sentada en una silla junto a una mesita de cristal.

Seishu observó a la mujer a medida que se acercaba, era muy elegante y hermosa: su cabello completamente negro y largo hasta la mitad de su espalda, lacio hasta las puntas que tenían pequeñas ondas, su postura recta y correcta, tomaba la tasa con delicadeza y sorbía un poco mientras leía un libro. Su piel era blanca, sus piernas largas y su figura perfecta, como la de una modelo. Seishu podía entender de donde sacó Koko lo atractivo.

— Buenos días señora, el amigo de su hijo, Inupi, pidió verla.— Dijo la chica haciendo una reverencia hacia la mujer.

— Oh ¿a mi?— La mujer despegó la mirada del libro y se fijó en Seishu.— Siéntate, cariño.— Señaló la silla frente a la suya. Seishu obedeció.— Meido, tráele algo para desayunar, por favor.— Pidió con una pequeña sonrisa.

— Claro ¿qué le gustaría para desayunar?— Seishu se quedó helado, jamás supo pedir algo, de hecho siempre le puso nervioso y ansioso.

— Uhm... un café está bien.— Pidió con sus mejillas levemente rojas.

— Trae unas galletas de chocolate también.— Pidió la mujer.

— Enseguida, señora.— Dijo la chica antes de darse la vuelta e irse para preparar lo que le pidieron.

— Así que dime, Inupi ¿por qué quisiste hablar conmigo?— La dulce mirada de la mujer se clavó en él, poniéndolo algo nervioso

— Es que me dijeron que Koko se fue con su padre esta mañana, así que me quedé sólo.— Explicó jugando con sus dedos bajo la mesa.

— ¿Koko?— La mujer ladeó la cabeza con intriga.— ¿Te refieres a Hajime?— Seishu asintió en respuesta.

— Koko es el apodo por el que lo conocí en la escuela.— La mujer rió con dulzura, tomando un sorbo del té que estaba en su taza.

Porquería Adolescente // KokonuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora