Inui lleva una vida algo tediosa en la preparatoria, ya que, estando en una escuela de élite, entre tanta gente con dinero y de clase alta, él está totalmente al fondo del frasco, siendo discriminado por muchos.
Por otro lado, Koko lleva la mejor vi...
El último día de la semana había llegado, ese día las clases habían terminado algo más temprano, pues se jugaría el último partido de la escuela del Norte consta la escuela del Éste. Todos estaban emocionados, ambos equipos estaban empatados, habían ganado dos partidos cada uno, este último definiría todo.
Los estudiantes de ambas escuelas estaban impacientes en los últimos minutos del partido, todo bajo una gran tensión, pues iban 2-1, ganando la escuela del Éste. Seishu estaba como invitados en la banca con el resto del equipo de fútbol, Chifuyu estaba con Baji en las gradas presenciando el partido, y en la banca del equipo rival, estaba Takemichi, que había sido invitado por Mikey.
Faltaban unos pocos minutos para terminar, Koko había sido sacado ya que se había lesionado cuando un jugador del otro equipo le hizo un tacle y le dobló el tobillo. Sin el capitán en la cancha, todo había decaído desde el segundo tiempo. Izana era el mejor jugador entre todos los demás, se lucía con sus jugadas, era el mismo capitán que había sido hace más de un año.
— Se está luciendo por ti.— Dijo Koko mirando el partido sentado a unos pocos metros de Seishu.
— Juega bastante bien.— Respondió el rubio sin quitar la mirada de la cancha. Koko lo miró de reojo.
— Pff, eso no es nada, bajó bastante su rendimiento, yo soy mejor.— Su arrogancia nunca se iría, Seishu daba eso por sentado.
— Pero está jugando bien, ha estado cerca de meter dos goles, sólo que ese arquero...— Koko soltó una pequeña risa.
— Por eso ha bajado bastante su rendimiento, el único gol que marcamos ha sido el mío.— Dijo apoyando sus brazos en sus rodillas.— A este paso perderemos.— Murmuró con pesar.
— Que positivo eres.— Dijo rodando los ojos.
— Soy realista, sólo quedan dos minutos, perderemos.— Suspiró.— Esto tendrá bastantes consecuencias.— Seishu lo miró de reojo, Koko tenía una triste mirada.
— ¿Por qué te importa perder? No te gusta este deporte ¿verdad?— Koko sonrió de lado, pero sin parecer feliz aun.
— No, no me gusta, pero... estoy obligado a ganar, a ser el mejor.— Murmuró, mirando a Seishu por un momento.
Sus miradas se conectaron por unos segundos.
— ¿Estás obligado...?— Preguntó en un murmuro mientras fruncía el ceño.
Hajime no respondió, no le dio tiempo, pues el pitido del silbato había dictado el final del partido, dándole la victoria a la escuela del Éste. Con lentitud se puso de pie, yendo con el resto de su equipo para saludar a los jugadores del equipo contrario, dejando a Seishu completamente confundido.
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El día había pasado lleno de festejos por parte de los visitantes y lamentos por parte de los locales. Habían hecho una fiesta en el gimnasio de la escuela para los de la escuela del Éste, también era su despedida. La ceremonia fue hermosa, llena de luces, fuegos artificiales y muchos gritos y música. A cada jugador le habían dado una especie de diploma en agradecimiento y a los ganadores una medalla junto con un trofeo.
