🌹Capítulo 59🌹

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C U M B R E

Narrador Omnisciente

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Narrador Omnisciente

— Huyamos Giselle, escapemos juntos, de todo y de todos — Owen suspiraba sobre el rostro de ella.

Por un momento, Giselle mantuvo los ojos cerrados, sintiendo el calor del hombre que tenía enfrente, pero segundos después desertaría de seguirlo haciendo.

— No terminas por entender... — le dijo ella mientras se zafaba de su agarre.

— El amor que siento por ti es más grande que el odio que quiero con desesperación tenerte — él se había sincerado en un tono determinante.

— En cambio yo estoy muy cerca de despreciarte eternamente, Owen — ella giró para darle la espalda y retirarse.

Owen se apresuró a detenerla y hacer que sus ojos volvieran a encontrarse con los suyos — No te creo, porque sino, no hubieras correspondido a mi beso, porque te sentí en todos los sentidos — su nariz rozaba la de ella.

Owen se apresuró a detenerla y hacer que sus ojos volvieran a encontrarse con los suyos — No te creo, porque sino, no hubieras correspondido a mi beso, porque te sentí en todos los sentidos — su nariz rozaba la de ella

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— Owen ya basta...

Él movía su cabeza en sentido de negación — Yo estaría dispuesto a olvidar todo este caos que acabamos de vivir, todo lo que nos hicimos...aún estamos a tiempo mi amor.

Giselle lo volvió a apartar de su cuerpo — Ya vivimos el juicio final de nuestras vidas, eso nada lo puede cambiar.

— Yo te juro que no existe una filmación, no existe ese vídeo de ti y de mí intimando, jamás lo hice — a Owen se le escapaban unas cuantas lágrimas que iban a la par con un gimoteo leve.

— Pero pretendías hacerlo, y yo jamás podré ser feliz contigo a sabiendas de lo que querías hacerme — ella fue firme en sus palabras que eran apuñaladas cada vez más severas hacia Owen.

— Mírame a los ojos — él transitó una vez más hasta acercarse a esta joven con cautela — Mírame y dime que me odias con todas tus fuerzas...dímelo.

Giselle no apartaba la vista de aquel chico el cual ella alguna vez sintió un profundo amor, a pesar de que ahora lo catalogaba como una ilusión.

— Dímelo Giselle — volvió a emitir él, pero la joven no sacaba palabras para manifestar — Suéltalo en mi cara, así como me dijiste que tu entrega en París fue una trampa, dime que me odias, vamos — su respiración se sentía nerviosa.

La Flor Negra® [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora