La Flor Negra® [+21]

🌹Capítulo 18🌹

¿E L   E N G A Ñ O?

Narrador Omnisciente

— ¿Cuándo le confesarás a Giselle tus verdaderas intenciones hacia ella?

— Adeline... Cállate. No te metas en mis asuntos — respondió Owen con tono amenazante.

— Estás muy equivocado querido. Yo me puedo meter cuando se me pegue la gana — Adeline se acercaba a los labios de Owen en plan de seducción — Confiésale la verdad de una vez por todas.

— No... no tengo nada que decirle — le susurró.

Al apartarse de él y mirarlo a los ojos, Adeline mostró un gesto de rabia.

— ¿Eres idiota o qué te sucede?

— Sucede... que amo a Giselle, a tu hermana — contestó, mientras ella mostraba palidez en su rostro al escuchar las palabras de Owen.

— N-no, estás mintiendo ¿Verdad? — comenzó a reírse a carcajadas — Claro, siempre sueles ser bromista.

— Adeline no estoy bromeando. Es la verdad. Me enamoré de Giselle — reafirmó éste.

Sintiendo que se le hervía la sangre por el coraje, ella lo abofeteó.

— ¡Eres un imbécil! — quiso seguir con los golpes, pero Owen la sostuvo fuertemente de las muñecas.

— ¡Contrólate! ¡¿Estás loca?!

— ¡Suéltame! ¡Tú no puedes amarla a ella!

— O te calmas... o no sigo hablando contigo — le advirtió. Adeline tomó un respiro.

— ¿Te acuerdas cuándo éramos novios? Estabas loco por mí, deseabas mis besos, mis caricias. Anhelabas con tocar cada parte de mi cuerpo — se lo expresaba ella mientras su ira comenzaba a aumentar su intensidad — Tú y yo teníamos sexo tan salvajemente que no podrías compararlo con el de las demás... ¡Porque yo soy única! La única capaz de despertar la  verdadera pasión en los hombres.

— ¿Quieres callarte Ade?

— La única, a la que no le serán indiferente jamás. Mientras que Giselle... es una pobre y estúpida niña que se cree hermosa solamente porque el "chico malo" del instituto la pretendió.... ¡Cuándo todos sabemos que después de que penetres en su vagina la desecharás como a una basura!

La rabia se apoderó de Owen por unos segundos, le levantó la mano a Adeline... estuvo a punto de abofetearla. Pero se contuvo a pesar de sentir un hierro ardiente quemando profundamente su garganta por el coraje.