🌹Capítulo 63🌹

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R O S A S   Y   E S P I N A S

R O S A S   Y   E S P I N A S

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Narrador Omnisciente

La situación en la mansión Blake no paraba, ni los gritos ni acusaciones cesaban.

Aurora y William permanecían encerrados en su habitación matrimonial, pero este último estaba a punto de ser echado de esta. Su mujer se encontraba sacando del armario una a una la ropa de él y tirando dichas prendas en una maleta con total vehemencia y rabia.

— Aurora por favor vamos a terminar de hablar, ¡Te lo estoy suplicando! — William padecía frustrado, nervioso por perder a su esposa.

Esta mujer, enfurecida estrellaba las camisas, pantalones, corbatas sobre el equipaje; vaciando y desmantelando ropa por ropa aquel amplio closet. Se acercaba sobre la cama donde estaba puesto el maletero abierto, lanzaba los trajes sobre el mismo con coraje y repudio y volvía al armario por lo demás, varias idas y venidas sin detener esa ímpetu que se propagaba en ella.

— ¡No quiero que supliques! Quiero que te largues de esta habitación y de esta casa, ¡Ahora! — Aurora no cedía y cerraba la maleta con las prendas arrugadas y desordenadas unas con otras.

Ésta bajó el maletín de su cama y se lo lanzó a la altura de los pies de William.

— Te vas a ir de aquí, mientras yo tomaré una decisión con respecto a lo nuestro, pero no quiero tener que ver tu cara ni un minuto más — Aurora le señalaba la puerta — Fuera.

— Ya te pedí perdón por mi falta... — el tono de este hombre era susurrante ahora, decaído.

— Es que no fue una aventura de un día o de una noche — Aurora habló por encima de sus palabras, acercándose a su marido para continuar atacando — ¡Compartías tu vida con esa mujer! Hasta le regalaste un departamento por Dios ¡Qué bien te supiste burlar de mí!

— ¡¿Aurora tú estás absuelta de culpas?! Lo único que siempre te importó fue tu trabajo, lo sabes muy bien — William no se quedaría callado, tomaba fuerzas.

— ¡No busques justificaciones absurdas!

— No son justificaciones, ¡Es la verdad! — él la silenció por un segundo — Se te olvidó que tenías una familia, se te olvidó que yo como hombre necesitaba una mujer a mi lado, ¡A mi esposa a mi lado!

Aurora en parte sabía que esa anécdota era cierta. Ella se refugió tanto en su ambición de poder y éxito que, se olvidó u obvió su papel de esposa y madre, y ser parte emocional en la familia; no sólo un sustento económico.

— Claro, llegaste a triunfar, y definitivamente te gustó, una tras otra te emborrachaste con tus victorias en la empresa. Se te subió a la cabeza tu papel de mujer frívola y prepotente — William le hablaba con desgarro y una sombría rabia, su voz se quebraba y sus ojos lagrimeaban, lo cual hacía alusión de qué le estaba doliendo lo que le decía a su mujer.

La Flor Negra® [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora