🌹Capítulo 42🌹

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S U S P I C A Z

Narradora - Giselle Rousseau

Tres semanas después...

La oscuridad estará en tu alma...

La oscuridad estará en tu alma...

Me veía envuelta en una insondable neblina que no me permitía reconocer el lugar en el que estaba. Bestiales vientos helados carcomían mi delicada piel, escarapelando mi cuerpo entero.

Auguraba un mal presentimiento que me hacía pensar negativamente con el pasar de los segundos. Rotaba sobre mi propio eje, buscando alguna otra señal de vida, algún camino que recorrer, pero definitivamente, mis ojos sólo podían visualizar el color blanco y temible de aquella neblina que cada vez aumentaba su poder.

Frotaba mis brazos para entrar en calor pero era imposible, y más aún por la vestimenta que traía puesta, mi ropa de dormir, tan solo una blusa de una tela transparente y ligera y unos shorts, totalmente descalza. La agonía en mi interior no tardó en imponer su presencia, y eso me hacía temer aún más por mí y por no saber que lugar era este.

A los minutos, la niebla comenzó a dispersarse, dejándome visualizar un camino de asfalto por donde normalmente pasaban automóviles, solo que ahora no había ninguno, aquella carretera se encontraba desolada... al igual que yo. Me armé de osadía para empezar a caminar por dicha calle, algo que provocaba que se me erizara la piel y mi nivel de tensión acrecentara.

Él viento silbaba mientras podía escuchar mi respiración que cada vez era más agitada. La voz fúnebre por momentos se aparecía y zumbaba en mis oídos, haciendo que me irritara y doblegase ante el pavor de estar sola, sintiéndome desprotegida.

De pronto, pude observar el cielo por la neblina que comenzaba a desfallecer, sin embargo, una oscuridad caminante opacaba y oscurecía dicho cielo, como si fuese un tsunami que destrozaba todo a su paso. Empecé a correr para no quedarme totalmente a oscuras, rápido y sin rumbo, los latidos de mi corazón eran a mil por hora y sentía que no iba a tener escapatoria.

Finalmente, la oscuridad terminó por cubrirme y ahora no podía ver nada, el cielo se había apagado, la luna y el sol desaparecieron dejando al planeta sin la más mínima luminidad, o eso creía yo... hasta que frente a mí, una luz fosforescente inició por iluminar mi cara, y una voz masculina y joven empezó a llamarme por mi nombre.

Giselle... Giselle...

Caminé hacia la luz, hacia esa voz que parecía conocer... una voz que ya había escuchado tantas veces. La voz que me enamoró, la voz que me ilusionó; la voz que me lastimó profundamente.

Al llegar al hombre que me llamaba incansablemente con un monótono tono, vi que era Owen, el hombre del cual me enamoré. Se encontraba sentado en una banca con un... uniforme naranja y... permanecía detrás de unas rejas de metal que no me dejaban llegar hasta él.

— Owen... — lo llamaba y él estaba cabizbajo.

Le preguntaba una y otra vez que hacía ahí y por qué estaba vestido de esa manera. Una luz cenital yacía sobre él mientras que el silencio seguía reinando.

A los pocos segundos, la luz se apagó y perdí de vista a Owen. El miedo se intensificó en mí de manera excesiva, mi cabeza no aguantaba pasar por esta clase de imágenes y escenas escalofriantes.

Luego, escuché otra voz varonil llamándome.

Giselle...

Una voz que también me resultó familiar. Miré hacia un costado, donde otra luz cenital alumbró a un chico que se había ganado mi corazón en base al tiempo en que lo traté... Ansel. Quería acercarme a él, pero de forma inefable mi cuerpo se rehusaba a dar un paso. Hacía todo el esfuerzo posible por moverme, sentía que eso quería, pero mi cuerpo no acataba en lo más mínimo.

La Flor Negra® [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora