Capítulo 15: Entre líneas, entre labios

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Posteriormente al desfile, los invitados y modelos se relajaron en el bar que Natasha había puesto con la finalidad de socializar entre todos. Daphne no desaprovechó la oportunidad y con prisa fue directo a la barra por su trago favorito. La semana que había tenido en definitiva había sido una completa mierda, había perdido a su hijo sin saber que estaba embarazada, había tenido que comprender que estaba viviendo en una cruel y dolorosa realidad y nuevamente volvía a perder a Ethan. La atención y cuidados que había logrado obtener de su parte duraron instantes, luego del suceso simplemente se fue y volvió a quedarse en soledad. Odiaba su vida, odiaba odiarse como lo hacía y odiaba tener que odiar, aunque a veces ya no tuviera las fuerzas requeridas para hacerlo, pero de alguna manera u otra encontraba las mínimas razones para no desistir. A su mente vino Natasha, esa mujer detestable que pretendía ser la dueña de todos y cada uno, le gustaba creer que en sus manos tenía las vidas de quien se le topara en el camino. Era una estúpida, era tan ridícula y sin chiste que le provocaba náuseas de solo verla, y sed, por lo que volvió a pedir otro trago de Whiskey. De hecho, tenía un motivo que celebrar y era el haberle cerrado la boca a esa rusa insulsa. Sonrió para sus adentros, eso le pasaba por querer excluirla como si no existiera. Había conseguido joderla y estaba feliz por ello.

Ethan se acercó a ella y al acomodarse a su lado preguntó molesto.

— ¿Qué crees que estás haciendo, Daphne?

— Bebo, ¿no estás viendo? Beber alcohol se ha convertido en mi actividad favorita desde ahora. —respondió irónicamente enseñándole el trago.

— Sabes que no puedes beber ahora, tuviste un aborto. Puede ser peligroso, es posible que te hayan dado medicamentos y ni siquiera los debes de estar tomando. —murmuró viéndola fijamente. La pelinegra se quedó en silencio por un momento y luego bebió el alcohol con desgano.

— ¿A qué vienes, Ethan? Pensé que estabas muy feliz de saber que no era tuyo, ¿por qué finges que te importo?

— Porque estuve ahí, te vi desplomarte y sufrir. 

La mujer rio burlona y esa actitud descolocó a Ethan.

— No, no es cierto. No has visto ni la mitad de lo que he sufrido, Ethan. Todos estos años no has visto lo que he padecido, lo que he tenido que soportar por ti... —contestó con la voz quebrada. El castaño la miró detenidamente y negó con la cabeza.

— Es que no te entiendo, hablas como si me conocieras de toda la vida. Cuando llegué a la empresa fue igual, cuando salía con Heather también.

— No te atrevas a mencionar a esa infeliz o...

— No la llames así, ¿sabes qué? Olvídalo, ni siquiera sé por qué siento pena por ti, sigues siendo la misma de siempre. —replicó con molestia poniéndose de pie. 

— Para lo que me importa lo que pienses de mí, Ethan. Las cosas poco a poco comienzan a cambiar... Oiga. —gritó llamando la atención del barman y colocó de mala gana el dinero sobre la mesa—. Un brandy para el señor que está junto a mí, quítele la cara larga que tiene.

— ¿Qué estás...? —Daphne se había apresurado en salir de ahí dejándolo confundido. El hombre le tendió el trago y el castaño no pudo hacer otra cosa que aceptárselo. 

Estaba a punto de beberlo cuando una voz muy conocida le habló.

— Hola.

— Natasha, hola. Increíble desfile, has hecho un estupendo trabajo y... —no pudo coordinar otra palabra al verla. Llevaba puesto un corsé de encaje negro descotado y un pantalón de látex del mismo color, y el cabello ya no lo llevaba recogido. Lo tenía suelto y en unos hermosos bucles.

Inefable DelirioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora