Capítulo 16

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Y ahí, en su camioneta le correspondo el beso con las mismas ganas. Me pega más a su boca tomándome de la nuca, nuestras lenguas se tocan y se entrelazan la una con la otra en un juego de ardiente deseo en medio de los lenguetazos que me da. Como puedo me paso a su puesto sentándome ahorcadas sobre su regazo, me aprieta de la cintura pegándome más a él y dejarme sentir la erección que empieza a crecer en los confines de su short de Jean, jadeo cuando dicha erección se aprieta contra mi bajo vientre. Una de sus manos sube por mis caderas hasta mis hombros para seguidamente, bajarme los tirantes del top dejándomelo en la cintura y liberar mis senos de la tela.

Apenas y se aparta para sonreírme con picardía mientras observa lo que buscaba <mis senos, obviamente> los pezones se me endurecen bajo la mirada oscura llena de perversión que me dedica. Las toma entre sus manos amasandolas y después me las aprieta arrancándome un gemido bajo que solo logra que él me sonría con una perversidad que es que... Dios mío, me encanta.

- Manuel... - me muerdo el labio para reprimir un gemido cuando se lleva un seno a la boca - Tengo que ir...

- Un minuto - libera mi seno para bajar y pasar los labios por el canal de los mismos - No te pido más de eso.

Yo no soy quien para refutar, dejo caer la cabeza hacia atrás cuando succiona de mi pezón. Vuelve a subir y me besa con más ganas que antes, el abultado miembro chocando con mi vientre bajo nuevamente. Menos mal que las ventanas tienen vidrios ahumados, por ende, si alguien pasa cerca de afuera para adentro no pueden ver nada, así que por eso ni me preocupo.

Sus manos vuelven a descender a lo largo de mis caderas, llega a mi entrepierna y...

Mi mente parece tener un momento de lucidez, porque antes de que logre llegar a mi sexo le digo:

- No... - le aparto la mano - No, no.

- ¿Por qué no? - me muerde la barbilla - ¿No quieres?

- Sabes que si - lo beso - Pero como te dije, tenemos que tomar esto con calma...

Endurece la mandíbula y su expresión cambia completamente a una de rabia.

Lo más seguro es que no esté acostumbrado a que una mujer le diga que no porque ninguna con las que ha estado se lo ha dicho, y...

Aparto ese pensamiento de mi cabeza tan rápido como llegó, no dejaré que me vuelva a dar un ataque de celos.

- ¿En serio vas a dejarme así? - me toma de la muñeca para guiar mi mano hasta su entrepierna, palpo de su erecto miembro cubierto por la tela del short.

- Te lo recompensaré, te lo prometo - vuelvo a besarlo, dicho beso se extiende cuando sus manos recorren toda mi espalda.

Nos volvemos separar escasamente para tomar aire. Nelson tiene los labios rojos.

- Me debes varias - me dice mientras recupera el aliento.

Me rio bajito y me toma del mentón para volver a besarme.

- No te rías, no eres tú la que llega con el maldito dolor y con la verga dura.

Su aliento choca con mis labios.

- Bueno, ya era hora de que te las cobrara. Tu me dejaste igual el día del concierto, ¿o ya se te olvidó como dejaste mi orgasmo a medias?

- Eso fue porque nos interrumpieron.

Chasqueo la lengua.

- No, querido, no hay razón que valga para haberme dejado a medias cuando estaba a nada de correrme, me sentía insatisfecha. La humedad en mis pantys era insoportable - le muerdo el labio inferior - ¿Y por culpa de quién?

Deseo, atracción y algo más | Soy NeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora