Descontrol en Valencia.
Me está besando.
¡Él de verdad me está besando!
Me besa con urgencia, como si esta fuera su única oportunidad para besarme, sentirme y hacerme suya, como si quisiera comerme hasta saciarse de mí, por la manera en que su boca toma la mía me da la impresión de que él también a esperado mucho tiempo por esto, no tardo en responderle con la misma ansiedad, con las mismas ganas para hacerle saber que yo también moría por esto, y ¡joder! Besa demasiado bien, demasiado rico. Lo tomo del cuello y subo enredando mis dedos en las hebras de su cabello negro, tomo su rostro entre mis manos para poder colocar su cara en un mejor ángulo y poder seguirle el ritmo del beso, su lengua inmediatamente entrando en contacto con la mía, enredandose y saboreandose la una con la otra.
Dejo sus labios bajando por su barbilla y cuello mientras lucho por desabotonarle la camisa con movimientos ágiles, logro desabotonarla y se la paso por los brazos con ayuda de él hasta que cae en el suelo. Sigo bajando las manos por su torso, palpando lo duro que se pone su pecho bajo mi tacto. Regreso a su boca y de un salto levanto las piernas rodeándole la cintura, me alza tomándome del trasero antes de estrujar mis nalgas entre sus manos ganándose un gemido ahogado de mi parte. Damos unos pasos hasta que chocamos contra la cama, me acuesta lentamente sin dejar mis labios, hunde las rodillas en el colchón quedando encima de mí, apoyando los codos a cada lado de mi cabeza.
- ¿Dónde están las chicas? - pregunto antes de que vuelva a besarme, lo último que quiero es que lleguen y nos vean así.
Me besa.
- Estan abajo con Víctor y Gabo, dudo que vengan en un buen rato.
- Bien.
Sonríe y me besa otra vez, llevando una mano a mi espalda buscando el nudo del sostén de mi bikini, lo encuentra y tira de él, hace lo mismo con el nudo de mi cuello hasta que deja mis senos al descubierto. Tira el sostén a no se donde y tampoco me molesto en averiguarlo.
Pasa sus labios húmedos por el canal de mis senos, dejando un camino de humedad a su paso, no duda al momento de llevarse uno a la boca, chupando, lamiendo y tirando levemente de mi pezón, mientras que al otro le da atención con la mano y los va alternado. Me arqueo contra el colchón sintiendo los leves mordicos y lametones que su deliciosa boca le da a mi seno.
Él sigue con lo suyo hasta que tiro de su cabello buscando que me bese, me abro paso en su boca y nuestas lenguas se tocan en una batalla ardiente. Baja por mi cuello <Ok, en verdad creo que tiene una obsesión con él, porque a cada nada está metido ahí, aparte que es mi punto débil> ladeo la cabeza dejando que se prenda de él y vuelve a mi boca besándola con el mismo esmero de antes.
Y entonces, unos minutos más tarde choca contra mi pelvis lo que ya me imagino y no tengo que bajar la mirada para confirmarlo, él estira su mano y agarra la mía guiándola a su entrepierna, dejándome sentir su masculinidad erecta.
Me mordisqueo la esquina del labio y empiezo a masajearlo por encima de la tela obligándolo a tensar la mandíbula y pasar saliva con fuerza, sus ojos avellana tornándose más oscuros.
Retiro la mano y levanto un poco la cabeza para alcanzar su boca y atrapar su labio inferior entre mis dientes seguido de eso, darle un leve mordisco. Me besa otra vez mientras que a palma abierta recorre mi cadera, hasta que llega a la liga de la única prenda que me cubre <las pantys>. No lo piensa dos veces para tirar de la liga hasta que se suelta y caen en el colchón, hace lo mismo con el otro extremo dejándome totalmente expuesta ante él.
Y por si se lo preguntan: no, no siento ningún tipo de vergüenza, siempre he estado segura de mí misma, de mi cuerpo y se lo estoy demostrando.
- Tiene un hermoso cuerpo, señorita Sánchez - dice mientras me bebe con los ojos y estos adquieren un brillo lujurioso, lleno de deseo.
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Deseo, atracción y algo más | Soy Neel
Fiksi PenggemarVictoria es una chama que desde toda la vida ha estado enamorada del que antes era su amor platónico y luego se volvió su mejor amigo. Nelson. Pese a todos los años de amistad que tienen, todo lo que han pasado, ella jamás se atrevió a contárselo, i...