Capítulo 43

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Al otro día.

A pesar de que tengo los ojos cerrados y que estoy un poco adormilada todavía, puedo sentir perfectamente como unos labios que conozco muy bien se mueven encima de los míos con suavidad. Sonrío y mis párpados se van abriendo lentamente.

- Buenos días - me dice Nelson muy cerca de la boca.

Me río contra sus labios.

- Amor.

Me deja otro beso y se separa, se queda sentado en el borde de la cama.

- Buen día - estiro mi cuerpo.

Me incorporo para estar en una mejor posición, estiro la mano hasta tocar su mejilla, ya se quitó la barba.

- Cuando te quitas la barba pareces un bebé.

Me sonríe y agarra la mano que antes estaba en su mejilla, la guía a su boca dejando un beso en mi palma.

- ¿Cómo dormiste?

- Bien, gordo. Pero, ¿y tú? ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar yendo para Maracaibo?

- Salimos en cuarenta minutos, vine a despedirme de ti.

Me acerco para darle un beso.

- Espérame, me voy a cepillar los dientes y vengo.

Aparto la sábana de mi cuerpo, me levanto por completo metiéndome al baño, cepillo mis dientes y me lavo la cara, me seco con una toalla antes de volver al cuarto.

- ¿Y tu papá? - le pregunto.

- Está afuera.

Abro los ojos como platos.

‐ Y yo estoy prácticamente desnuda.

Si, señores, lo único que tengo puesto son las pantys, casi siempre duermo así, no se si soy la única.

Saco de mi clóset un short licra y un top cualquiera de hacer ejercicios, me cambio y recojo mi cabello en una cola alta.

Me siento ahorcadas sobre él, Nelson me mantiene agarrada con sus dos manos en mi espalda baja, me aprieta y nuestros cuerpos quedan más pegados, me besa suave.

- ¿Viste a Mateo?

- No, tu mamá me dijo que estaba dormido y no quería despertarlo.

Me besa.

- Mi mamá quiere verte - me hace saber - Dice que te extraña.

Otro beso. Sonrío al separarme.

- Y yo a ella, la visitaré cuando salga del trabajo.

Beso.

- Sabes, anoche le dije a mi papá que estamos planeando vivir juntos.

- ¿Si? ¿Y como lo tomó?

- Bastante bien, de hecho. Me dijo que lo único que él quería era verme feliz.

Sonríe y me besa cortantemente.

- Te juro que voy a hacerte feliz todos los días de mi vida - me dice sobre los labios.

Le sonrío y él regresa a mi boca besándome de lleno.

Nos detenemos a lo que escuchamos dos toques en la puerta, me bajo de su cuerpo y me levanto.

- Pase.

Abren y el señor Carlos se adentra a mi cuarto.

- Buenos días.

- Buenos días, señor Carlos. ¿Cómo está?

Deseo, atracción y algo más | Soy NeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora