Deseo, atracción y algo más | Soy Neel

Capítulo 20

Nelson.

Sus uñas se me clavan en la piel de mi pecho cuando la embisto con rudeza, mientras ella suelta gemidos que son música para mis oídos. La tomo de las caderas apretándola para contonear los movimientos, ella arquea la espalda y deja caer la cabeza para atrás presa del placer que desencadenan los duros embates.

- Ah, Dios - gime enloquecida, su largo cabello negro le cubre toda la espalda cuando se arquea - Manuel.

Oírla gemir mi nombre no tiene precio. Carajo, es lo mejor de todo el maldito mundo.

- Nena - jadeo, viendo embelesado como sus redondos senos brincan frente a mis ojos cada vez que se deja caer sobre mi miembro, cabalgandome - Mierda, me estas volviendo loco...

Me despierto de golpe. Estoy sudando, mi respiración está agitada, las sábanas blancas de la cama están inpregnadas de mi sudor. Me duele la verga, bajo la mirada dándome cuenta de lo que ya sabía. La tengo dura y erecta.

- Maldita sea - exclamo yéndome al baño.

Abro la llave y me desvisto para adentrarme a la ducha. Espero a que el agua fría me baje la erección, pero no pasa. Aprieto la mano en un puño y la pego contra la pared.

¡Maldición, Vicky! ¿Que estás haciéndome?

La respiración se me agita con solo recordar ese sueño, ella encima de mí, gimiendo mi nombre...

Mi pecho sube y baja con cada agite.

Lo peor es que, no es la primera vez que esto me pasa. Ya son varias noches soñando con ella, así, encima mío. No había tenido un sueño húmedos desde que tenía 16 años, pero con Victoria es imposible que no los tenga ahora a cada nada.

Mierda, esa mujer...

Tocan la puerta.

- ¿Nel? ¿Estás bien? - pregunta Sabrina desde el otro lado.

- Si. Ya voy.

Apenas y se me baja la calentura cuando termino de bañarme, me rodeo la cintura con una toalla y salgo del baño.

- ¿Pasa algo? - me pregunta ella - ¿Por qué te despertaste así de repente?

- No he dormido bien. Me duelen los músculos.

En parte, es verdad, no he dormido bien. Tengo a Victoria pegada en la cabeza todo el maldito tiempo, y cuando me logro dormir no hago más que soñar con ella haciendo... pues... de todo menos algo legal.

Me siento en la orilla de la cama mientras me visto solo con un short. El colchón se hunde cuando Sabrina clava las rodillas en el mismo. Me pasa las manos por los hombros y empieza a besarme el cuello, me aparto suavemente evitando el contacto con ella, poniéndome de pie.

- ¿Qué pasa? - pregunta - Si tan tenso estas, yo puedo hacer que te relajes.

- No estoy de humor.

Se levanta quedando frente a mí con una sonrisa traviesa impresa en sus labios.

- Bueno, yo tengo un método muy efectivo para que cambies de humor.

- No - aparto sus manos cuando me las pasa por el pecho - No puedo.

- ¿No puedes o no quieres?

Me paso las manos por la cara, dándole la espalda.

- ¿Es por ella, verdad? - pregunta detrás de mí.