Capítulo 47

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- Eres un mentiroso. ¿Y ese cuento de que te ibas para Margarita, que, ah?

- Bueno - me toma de la espalda baja inclinándose un poco hacia adelante -, era eso o que se dañara la sorpresa.

Cuando intenta darme un beso lo evito moviendo la cabeza a un lado, solo para molestarlo un poquito.

- No me parece que me hayas mentido.

- Ah, ¿no te parece?

- Mhm-mhm - niego.

- ¿No? Ah bueno, entonces si quieres me dices y yo me devuelvo. No hay ningún problema, todo bien.

Hace el ademán de como si se va a ir y lo jalo trayéndolo de vuelta conmigo. Lo beso.

- Deja de ser tan bobo. Y tú no te vuelves a ir, me hiciste muchísima falta.

- ¿Si? - me besa y muerde de mi labio inferior - ¿Mucha?

- Si.

Ladeo el cuello cuando mete la nariz en la curva entre mi clavícula y empieza a respirar de mi perfume.

- Tú y yo tenemos un tema pendiente, que no se te olvide - me dice sin separarse de mi cuello.

Arrugo el ceño.

- ¿Cuál tema pendiente?

- Lo que pasó el día que te quedaste en la casa y te encontraste con Nerea.

Ruedo los ojos.

- Ah, si. Amor, de verdad no quiero hablar de eso.

- No, es que tenemos que hablarlo porque yo no voy a dejar que te creas todo lo que ella te dice. Ella hace ese tipo de cosas nada más para joderte y para que nos pongamos a pelear. No hay que dejar que nos perjudique, amor.

- Ay, yo sé, perdón - cuando le hago puchero él atrapa el labio con los dientes y muerde.

- Papi, les agradecería que si van a tirar que sea más tarde - escucho que le dice Gabo a Nelson en un tono de burla - Ahorita hay más de treinta personas en el mismo lugar que ustedes, por si no se dieron cuenta.

Ambos soltamos la risa y Nelson da otro beso antes de soltarme, le limpio la comisura de la boca quitándole las manchas que le quedaron de mi labial. Nos volvemos hacia toda la demás gente, y es hasta ese momento que me doy cuenta de que todos nos habían estado viendo.

Los aplausos no se hacen esperar, me voy acercando de a poco para saludar a cada uno de los presentes. Recibo un montón de felicitaciones y abrazos.

- ¡Nana! - me gritan y sé perfectamente quién es, me volteo para encontrarme con mi hermanito corriendo hacia mí.

- ¡Mi amor! - lo alzo cargándolo en mis brazos - Pero que guapo estás, Dios mío. ¿Quien te vistió así de lindo?

- Mamá.

- ¿Ah, si? Pues que buen gusto tiene la mami. Mira, te tengo una sorpresa que te va a gustar mucho.

- ¿Qué es?

- Primero tienes que cerrar los ojitos, ¿bueno?

Me hace caso cerrando los ojos, luego se los tapa con una mano y con él en brazos me voy acercando a Nelson. Le hago seña a él de que no hable.

- Mateo, a la cuenta de tres vas a abrir los ojos, ¿ok?

- Si.

- Uno, dos... y tres.

Se descubre los ojos y la mirada se le ilumina cuando está frente a frente con Nelson, después se ríe.

- Nelson.

Deseo, atracción y algo más | Soy NeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora